Capítulo uno: El secuestro de los padres (28/10/23)

Capítulo dos: El temprano rescate de la madre (28/10/23)

Capítulo tres: Un gol de libertad para papá (5/11/23)

Capítulo cuatro: Liberan al padre tras doce días de cautiverio (9/11/23)

Capítulo cinco: El reencuentro (14/11/23)

Capítulo seis: Un triunfo histórico (16/11/23)

La sinopsis de esta historia que no es ficción bien podría incluir los términos resiliencia, amor, coraje, familia, fuerza y determinación. Cada hecho que le compone parece confirmar que no fue casualidad que el protagonista de este relato naciera en el año 1997. El número siete, inscrito en su camiseta, es una representación de la magia que lleva por dentro y que exterioriza con cada movimiento el guajiro que se ha convertido en una lección viviente de que quien resiste y persiste, sea cual sea el camino, llega al éxito.

El secuestro de su padre, Luis Manuel, a manos del ELN fue un lastre que se instaló sobre sus espaldas por casi dos semanas. Pero Luis Fernando Díaz Marulanda, cobijándose en la misma gracia que lo ha llevado más que lejos, siguió adelante, jugó con el Liverpool, su equipo, y anotó un gol inolvidable, tras el cual levantó su camiseta y enseñó un mensaje que hizo eco en todo el mundo: «Libertad para papá». Otro pudo no haber asistido a ese encuentro deportivo. Otro habría elegido exigirse menos como profesional ante un reto mayor como ser humano, conociendo el riesgo al que estaba expuesto su padre. Pero él luchó, se sobrepuso a todo y lo logró. De ser poseedor de un superpoder, el de este hombre no se limita a jugar bien al fútbol… sino que trasciende al saber jugar, como entona Daniel Santos, En el juego de la vida

El superpoder de Lucho es vivir anteponiendo su suerte a la desgracia. Muy por encima de las adversidades, ¿cuántas personas saben concentrar sus fuerzas y dirigir su atención a las oportunidades? Ojalá que la respuesta sea “muchas”. Porque la vida no es un camino colmado de estrellas. Es más bien un sendero casi siempre oscuro que cada quien debe ir iluminando en cuanto recorrido decida o se vea obligado a emprender. Lucho ha sabido ser luz, no solo para el fútbol, como lo hizo el 16 de noviembre con sus dos goles ante Brasil, sino también para todo un país. El número siete, que para Pitágoras era “perfecto”, bien define su forma de enfrentarse a todo. A Lucho, gracias, por ser el ejemplo que es.