La expresión nudo gordiano procede de una leyenda griega. En Frigia (hoy Anatolia, Turquía) necesitaban elegir rey y el oráculo dijo que sería quien entrara por la Puerta del Este con un cuervo sobre su carreta. Gordias, un labrador cuya riqueza eran su carreta y sus bueyes entró por esta. Fundó la ciudad de Gordio y, agradecido, ofreció a Zeus su carreta, amarrándola con un complejo nudo que nadie podría soltar , diciendo que quien lo lograra, conquistaría Oriente. Alejandro Magno conquistó Frigia y solucionó el problema cortándolo de un golpe con su espada,​ expresando «Es lo mismo cortarlo que desatarlo». Actualmente nudo gordiano se refiere a una dificultad que no se puede resolver o a un obstáculo difícil de superar o de difícil solución. Cortar un nudo gordiano es resolver radicalmente y sin indulgencias un problema.

Uno de los grandes aportes de la tecnología de información es la denominada inteligencia artificial, IA, presente en nuestras interacciones con aplicaciones y servicios. No es tan reciente, el término lo aplicó en 1956 Jhon McCarthy, científico de computación. En 2023, cerca de 60% de la población mundial tenía acceso a internet, luego interactuaba, sin saberlo, con la IA, vía asistentes virtuales, los odiosos chatbots de los call centers, motores de búsqueda y de recomendación en plataformas, streaming, etc. Según Mckinsey, 50% de las empresas del mundo adoptaron IA en sus operaciones en ese año. Ejemplos de nuestra interacción con la IA son la utilización de Netflix, Google, Siri, Alexa, Youtube y otros de uso diario e inconsciente uso. Consciente, las populares y exponenciales consultas a Chat GPT.  ¿Por qué hablo de IA en una columna de energía? por su título; el alto consumo de energía para brindarnos este servicio, dado el procesamiento intensivo de grandes modelos, la enorme cantidad de datos que se manejan, la infraestructura de los centros de datos (Data Centers) y la necesidad de refrigeración de equipos e instalaciones. Por su alto consumo de energía, Google anunció que la IA está complicando sus esfuerzos para reducir emisiones de carbono, problema que igualmente enfrentan Amazon y Microsoft. En 2023, las emisiones de Google aumentaron en 48% respecto a su año base (2019), por el consumo en sus centros de datos, edificios que hospedan los servidores informáticos, pivote de la nube y de todas las herramientas de IA. "A medida que integramos la IA en nuestros productos, reducir las emisiones resulta difícil", señala Google. ¿Han detenido el progreso de la IA para “salvar al planeta”? no, han privilegiado los beneficios de la herramienta sobre el “loable fin” que tanto se usa hoy con fines políticos. El aumento exponencial del consumo de electricidad (5% anual en los próximos años) de los centros de datos ha generado un dilema: ¿satisfacer la sostenibilidad ambiental o la demanda de energía para IA? La conclusión ha sido la de siempre en países que apuestan a su desarrollo y crecimiento económico: las inversiones en construcción y expansión de centros son sustanciales y están en aumento, las empresas mencionadas, y otras, están invirtiendo miles de millones de dólares para satisfacer la demanda por IA.

El nudo gordiano de la IA era la demanda de energía, la espada que cortó ese nudo no fue la de Alejandro Magno. Fue la de las compañías de generación de energía eléctrica que han saciado ese voraz apetito invirtiendo en más capacidad, no solar ni eólica, cuya intermitencia y falta de confiabilidad complicaría la expansión de la IA. Acudieron a las ágiles y expeditas fuentes convencionales, llegando incluso a reabrir plantas de generación a carbón, proscrito en nuestro país, para lograrlo.