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Ómicron: Exceso de confianza

Un virus que está en todas partes, acaba por encontrar víctimas, personas con inmunidad limitada o comprometida, gente sin vacunar, gente mayor o inmunodeprimida, a las que el virus todavía puede causarles una enfermedad grave. La covid-19 no está para menospreciar, debemos corregir lo más pronto, los errores que nos ha dejado al descubierto. 

Con la llegada de Ómicron la variante de aparición más reciente de la covid-19, hemos pensado que los últimos días de la pandemia podrían estar llegando, esto, debido a que, a pesar de ser altamente contagiosa, su capacidad de desarrollar una enfermedad grave, aparentemente menor que otras variantes, a las cuales ha venido desplazando en todo el mundo. Pero las diferencias geográficas, han mostrado un crecimiento irregular y un efecto diferente, en los países en donde ahora se ha instalado. Las razones de estas diferencias tienen consideraciones importantes, como que aunque la variante es considerada genéticamente igual en todas las latitudes, es decir, el virus es el mismo, pero su comportamiento puede variar, dependiendo de la relación con la persona infectada, desde aquellas,  que no tienen ninguna clase de sintomatología, otras con manifestaciones mínimas y un número de pacientes que pueden tener graves complicaciones, principalmente aquellos que tienen condiciones que alteran sus defensas, que van desde las diferencias de edades, a la existencia de enfermedades predisponentes, como la obesidad, la hipertensión arterial, la diabetes y otras. Juega un papel esencial, el que el virus se tenga que enfrentar a personas con anticuerpos que lo neutralicen, producidos esencialmente por las vacunas o infecciones anteriores. De esto se desprende, la gran importancia de una proporción de vacunados, o inmunidad de rebaño, y que cada vez debe aumentar su porcentaje. También tenemos que reconocer que, aunque la eficacia de las vacunas es alta, fluctúa entre el 70 al 95%, aproximadamente, y sus niveles de anticuerpos, decrecen con el tiempo. Recordar, que una sola dosis no da suficiente protección, igualmente saber que la infección puede repetir.

Creer que la epidemia se acabó, y que los niveles de vacunación son suficientes es equivocado. Lo demuestra el alto nivel de ocupación de camas hospitalarias, urgencias y unidades de cuidado intensivo en algunos países, y en Colombia en algunas ciudades. Con el aumento de los contagios, aquellos sin vacunación, con vacunación incompleta, o enfermedades predisponentes, pueden tener complicaciones, de ahí que las medidas de autocuidado deben permanecer. El desborde del incumplimiento de las medidas recomendadas es más palpable cada día, impulsado por las ganas de una reactivación sin limitaciones, que, aunque necesaria, debe seguir dando cumpliendo a lo que se sabe impacta el crecimiento de la pandemia.
La aplicación de la medicina preventiva, la priorización de la salud pública, y el respeto a las recomendaciones científicas, debe ser respaldado y apoyado en su cumplimiento, por los líderes mundiales, los gobernantes, y por las comunidades en general.

La fase de estabilización de la epidemia necesita mantener medidas prioritarias, que no se pueden evadir, el virus enemigo está al acecho, y podría tener más efectos devastadores si nos descuidamos, los contagios aumentan y las muertes también, en una enfermedad que ya tiene vacuna y medios de tratamiento. La reapertura de actividades debe ser progresiva pero controlada. La responsabilidad es de todos, pero los gobiernos tienen que manifestarse en la mejor forma, ejerciendo un liderazgo que se debe tomar para el beneficio de las comunidades. La vacunación debe crecer y mantenerse. Los sistemas de salud deben reforzarse, la educación, herramienta esencial, y la atención primaria, deben desarrollarse y llegar a todos los rincones del país, para brindar una mejor prestación de servicios. 

Un virus que está en todas partes, acaba por encontrar víctimas, personas con inmunidad limitada o comprometida, gente sin vacunar, gente mayor o inmunodeprimida, a las que el virus todavía puede causarles una enfermedad grave. La covid-19 no está para menospreciar, debemos corregir lo más pronto, los errores que nos ha dejado al descubierto. Las enfermedades infecciosas a diferencia de otras, tratadas a tiempo pueden ser curadas, prevenidas y algunas veces, erradicadas. Los sistemas de salud deben ser mejorados, desde la atención primaria hasta el manejo especializado. La comercialización de la atención en salud solo tendrá límites, cuando el gobierno muestre el ejemplo, de cómo se deben hacer las cosas, intervenga y elimine todo lo que le haga daño al cumplimiento de una buena salud pública.

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