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Opinión

El valor incalculable de una madre

Recuperar el valor de la madre en nuestra sociedad, acabando con los ataques y violaciones de los derechos de las mujeres es una obligación de todos. Reconocer el valor de la madre, dándole apoyo al gran número creciente de huérfanos en nuestro país, con seguridad traerá enormes beneficios en un medio de un escenario lleno de acciones criminales.

Después de vivir momentos difíciles, tristes y alegres, contar con la presencia de la madre a sus 97 años es algo que solo a una reducida población en el mundo nos puede suceder. Nada tiene comparación, con la fortuna de estar acompañado por aquella misma persona que nos trajo al mundo, nos crió, dándonos protección, alimentación, educación, formación, buenas costumbres, y sobre todo esto, el principio del amor, el cariño y el respeto a nuestros semejantes. Con la madre empieza a llenarse nuestra mente de los principios más valiosos, la honestidad, la rectitud, la credibilidad, la ética, la seriedad, la confianza, la admiración y el respeto por la vida ajena, la modestia, la humildad, la inocencia, la voluntad y el deseo de ayudar a los más necesitados, la piedad y la misericordia para los más afligidos, y en general la voluntad de crecer en las acciones que cada día nos acompañan.

La pirámide educativa, transmitida entre generaciones, ha permitido el respeto por la familia, centro primitivo y actual del desarrollo de la especie humana. Con el tiempo, y teniendo en cuenta que el desarrollo intelectual, cultural y científico es dado principalmente por los estudios y la experiencia diaria, pareciéramos sobrepasar aquella persona que nos abrió las puertas del conocimiento, violando los principios de que nada puede ser mejor al tronco original de dónde venimos, que por más que las ramas traten de desarrollarse, nunca seremos mejores que aquella que nos entregó los principios de la vida. Para los científicos que hemos pensado que el desarrollo nos llevará a una mejor forma de vida, no se puede pasar por encima de los principios primigenios de donde hemos sido creados, sin ellos, todas las ideas de superación y desarrollo pasan a ser solo actuaciones orgullosas de falsos objetivos, con un alto contenido de vanidad, falsas creencias, y fugaces tiempos de poder.

La concepción de la vida sin todo ese bagaje que solo las madres nos pueden dar es tratar de hacer ramas sin salir de los troncos que nos entregan cual savia en el reino vegetal, los grandes torrentes de sangre que nos proporciona el oxígeno y la energía necesaria para poder vivir. La transmisión de los ácidos nucleicos, DNA principios de la vida, nos ha permitido entender a través de la genética que lo que se hereda nunca lo podremos cambiar, transmisión de pensamientos en la vía cerebral, ligados al medio ambiente en el cual se hace esa transmisión, son el resultado de los grandes núcleos familiares, de la formación de los grupos, de las poblaciones y finalmente del mundo en general. No darnos cuenta de este desarrollo nos está llevando a las formas primitivas y salvajes que cambian el comportamiento del ser humano, en nuestras épocas actuales, a comportamientos de la edad de piedra y del fuego, con renacimiento del canibalismo, el odio, la brutalidad, la violencia, la envidia, el desamor, que culmina en el irrespeto de la vida ajena.

La violencia contra la feminidad, que se muestra cada vez más en el crecimiento de los feminicidios, violaciones e irrespeto a las mujeres, es en gran parte debido al comportamiento humano de nuestros tiempos, olvidándose el papel importante de la madre para la formación del nuevo ser humano. Perdida las riendas de la mujer en el hogar, junto con el desmejoramiento de la figura paterna, cada vez más debilitada, son, con el aporte de los valores económicos y otros, como los deseos de poder, en sus diferentes áreas, la verdadera razón de nuevamente vivir guerras permanentes. Numerosos estudios han demostrado que la falta de la figura materna, sumado al bajo nivel de actuación paternal, están directamente relacionados con las actuaciones de hijos que como hemos visto pasan a ser sicarios, feminicidas, criminales de todas las especies y hasta verdaderos genocidas.

Recuperar el valor de la madre en nuestra sociedad, acabando con los ataques y violaciones de los derechos de las mujeres es una obligación de todos. Reconocer el valor de la madre, dándole apoyo al gran número creciente de huérfanos en nuestro país, con seguridad traerá enormes beneficios en un medio de un escenario lleno de acciones criminales.

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