De 1924 a 2024 se van a completar, si Dios lo permite, el transcurso de un siglo en la vida de mi madre. Pocas son las personas que sobrepasando el promedio de 76 años, alcanzan más de treinta años en la senescencia, o mejor han sido viejos por tan largo período, algunos más activos que otros, bajo los efectos del proceso de envejecimiento celular, por el que, pelean muchas personas desesperadamente, otros sin proponérselo y aun en condiciones adversas alcanzan una larga longevidad. La dependencia de factores, variables o circunstancias, como la genética, la alimentación, el clima, los fenómenos naturales, sociales o políticos, la calidad de vida, la personalidad y otros menos influyentes.

He sido afortunado de tener a mi lado una persona así, y todo lo que he aprendido en mi formación académica de este grupo de pacientes, ha sido acrecentado por la enseñanza de mi madre, ponerlo en práctica ha sido mi intención, y he tenido grandes satisfacciones, desafortunadamente, también me duelen cuando se van, quedándome siempre sus recuerdos, de los que vivimos cada vez más los mayores.

En los años más recientes, la pirámide poblacional, ha mostrado un aumento de las personas mayores, con una disminución de los nacimientos, lo que para algunos se ha vuelto una preocupación, creyendo que los mayores somos una carga en el progreso y estabilidad de las naciones. Se preocupan por la posibilidad de pérdida de la capacidad de trabajo, rendimiento y resultados. No comparto totalmente esta preocupación, primero porque ya no hago parte de ese equipo, al que pertenecí hace un tiempo, cuando nos parecía que teníamos más fuerzas y conocimientos que todos. Física y mentalmente, éramos superiores, la vida era hermosa, todo nos parecía sonreír, a pesar, que apenas empezábamos a conocer el mundo, sus habitantes y las circunstancias. Al pasar de los años, quedaron cosas que nos gustaría repetir y otras que preferiríamos no haber vivido. Observamos que, muchas de las oportunidades vividas se repiten en la juventud actual y, otras, no las entendemos, ante mayores oportunidades para el fraccionamiento familiar.

Me llena de mucha satisfacción pertenecer a una generación de personas de la tercera edad que, para algunos empieza a los sesenta y para otros todavía no ha empezado después de los setenta. Las otras generaciones actuales tienen enormes méritos y al mismo tiempo muchas dificultades por vencer. Mundialmente, los de los setenta, actualmente tenemos una representación en el manejo de los Estados, cada vez más manejados autocráticamente, con disminución a pasos acelerados de la deseada democracia. Se piensa, que nos hicimos en la iniciación de períodos democráticos, con una gran tendencia hacia el idealismo, y un fuerte sentido del deber, los baby boomers.

Lo que le tocó a mi madre, ser parte de la generación actual y una anterior, le ha dado una personalidad muy especial, alegre, cariñosa, sonriente y llena de muchas emociones sobre todo con el recuerdo de los años que se fueron.

Más que el respeto debemos seguir dándole a los mayores, el cariño y reconocimiento de todas las cosas que nos entregaron, enseñaron y ayudaron a formarnos, para nunca olvidar, que gran parte de lo que hemos logrado se lo debemos a ellos.