Las enfermedades infecciosas ocupan los primeros lugares por su frecuencia, pero también por su capacidad de desencadenar graves daños y hasta la muerte de muchas personas. Afectan mayormente a las poblaciones con bajos recursos y se aumentan en las poblaciones en donde los determinantes de la salud son muy desfavorables como la disponibilidad de agua potable y saneamiento básico, condiciones de la vivienda, exposición a riesgos del cambio climático y medio ambiente, factores socioculturales, pobreza, inequidades como las diferencias de género, raza, y condiciones socio económicas entre otras.

Para su seguimiento existen grandes dificultades en los informes estadísticos, con alto subregistro de muchas de ella a pesar de los esfuerzos por mejorarlos.

Las más frecuentes son las enfermedades respiratorias, bronquitis aguda, el resfriado, con malestar general, tos, estornudos, congestión nasal, dolor de garganta, infección de oído, o fiebre. Influenza o gripa, sinusitis, infección de los senos paranasales, infecciones de la piel, enfermedad diarreica aguda, y la infección urinaria. A estas agregamos, las más contagiosas Varicela, Viruela, Sarampión, Tuberculosis, Coronavirus, Dengue, y otras enfermedades trasmitidas por vectores, Hepatitis, Herpes, VIH/SIDA, ectoparásitosis, filariasis, helmintiasis, Amebiasis, Giardiasis, Teniasis, Tracoma, Leishmaniasis, Enfermedad de Chagas, Lepra, Oncocercosis, y Malaria. Quedando un grupo especial de enfermedades infecciosas raras o desatendidas, que afectan inicialmente personas en zonas apartadas en áreas rurales, lejanas y en barrios marginales, como el dengue, la fiebre amarilla, el zika y el chikungunya, que también afectan a grandes centros urbanos.

La prevención y el control de estas enfermedades, frecuentemente asociadas con la pobreza, la desnutrición y las malas condiciones sanitarias, se "constituyen en un obstáculo para el desarrollo social y económico de las poblaciones afectadas. Además, causan estigma y discriminación, e impactan negativamente a las personas que las contraen, afectando desproporcionadamente a los grupos de población indígena, dice la Organización Panamericana de la Salud, OPS. Necesitan de un manejo integrado y multidisciplinario, con acciones que lleven a una intervención costo efectiva, del medio ambiente, como el control de vectores, que permitan reducir el impacto negativo sobre la salud, el bienestar social y económico de las comunidades.

A este gran número de enfermedades se suman una gran cantidad de enfermedades bacterianas en personas con defensas disminuidas, apareciendo mayormente en medios hospitalarios, y requiriendo un manejo con medicamentos como los antibióticos, los cuales deben ser utilizados prudentemente.

La curación de las infecciones constituye, ante su alto número, y daños que ocasionan no solo un compromiso de la población local sino de todos los países, un solo caso deja abierto un riesgo de carácter mundial. Se necesita implementar un manejo programático en el que se involucren decisiones de salud pública, para cumplimiento obligatorio no solo de los trabajadores de la salud sino de las personas afectadas y sus comunidades.

La curación de las infecciones, gracias a los adelantos científicos y tecnológicos, es posible en la mayoría de los casos, siempre y cuando, los pacientes acudan a tiempo para recibir el manejo y los tratamientos adecuados, en direccionamiento por los especialistas en enfermedades infecciosas.

Además de los costos económicos, las enfermedades transmisibles imponen costos sociales intangibles a las personas, las familias y las comunidades. La carga que generan estas enfermedades, con sus costos económicos, sociales y de salud, impide que se alcance la salud plena y, destaca la necesidad de incrementar los esfuerzos de eliminación de las enfermedades en la Región.