En esta Colombia insólita pasan los años, cambian las perspectivas, abundan las promesas, aparecen nuevos líderes, pero en el fondo, en la realidad todo sigue igual. Los asesinatos, los atracos, el narcotráfico, los cultivos, los guerrilleros o sus disidencias como se les llama ahora, los nuevos paramilitares que resguardan las vías del vicio, en fin, el mismo Estado de siempre prisionero del delito, ahí está diciéndonos falsedades, diseñando un mañana que es mentira y falta de esperanzas.

Deseamos hoy echar a volar ante la opinión pública que nos honra con su lectura tres preguntas para ver si obtenemos del Estado unas respuestas que por fin, nos calmaran nuestras inquietudes que son las de media Colombia: La primera, ¿cómo es posible que casi medio millón de hombres que conforman nuestras Fuerzas Armadas y de Policía no puedan controlar en los Departamentos de Cauca y Nariño tantos asesinatos especialmente de inocentes y líderes sociales? , ¿Cuál es el tamaño de esos dos Departamentos?, ¿Acaso unidos unos cuatro departamentos como el Atlántico? Identificados de sobra los asesinos a cada momento ¿No podrían con medio millón de efectivos hacer un círculo presencial geográfico y sitiarlos, poco a poco, estrechando esa circunferencia y aniquilarlos?

¿Hasta cuándo el país tiene que soportar la ineptitud del Estado ante el crimen? , ¿Hasta cuándo seguiremos escuchando la eterna respuesta de la fiscalía: "Iniciamos las investigaciones del caso”?

En segundo lugar nos preguntamos, ¿Es humano, decente, lógico, que el Estado todavía les está debiendo al cuerpo médico que nos defiende de la muerte en el país varios meses de sueldo?, ellos que son los auténticos héroes de la Patria, no hay más, que ni siquiera tienen hoy día completo su vestidura de protección contra esta Pandemia maldita.

¿Hay derecho a qué seamos tan injustos y sobre todo tan ciegos y sordos?

En tercer término la angustiosa pregunta nacional puntualiza que: ¿Hasta cuándo la famosa JEP va a permitir que criminales debidamente señalados de la Farc, algunos confesos, sigan impunes sentados en las bancas del Congreso de la República donde se estima que se sienten los más honorables, y encima permitan que los elijan en las directivas para enseguida salir afirmando que si volvieran a nacer seguirían militando como guerrillero?, ¡Por Dios! ¿En qué país estamos viviendo?, ¿Cuál es la concepción de las cosas, como es que hemos invertido el sentido de los valores y principios hasta el punto de validar la destrucción de la moral para autenticar los asesinatos, violaciones, secuestros y desplazamientos?

¿Quiénes nos pueden adelantar unas respuestas a estos interrogantes que tienen destrozada las almas de millones de colombianos asustados, sorprendidos, alarmados, desesperanzados, aniquilados socialmente?

¿Hacia dónde vamos más allá del pozo inmundo de las desdichas y los temores?, ¡Por favor Estado Colombiano: díganos algo, pongan a hablar a sus representantes, dejen los odios (escribiremos sobre esto próximamente) desarmen los espíritus, actúen, actúen, actúen, contra la criminalidad, castíguenla, entréguenos algo de oxígeno por favor!