¡Insólito!
La sociedad repudia la entrega servil del Presidente Santos a una guerrilla, de un pacto por la paz que hoy nos avergüenza. Porque ya está demostrado que la paz no regresó, apenas se asomó y ya se fue, la violencia está en su alto grado, la drogadicción alimento de guerrilla sigue en auge y el país entero se queda callado cuando vemos la profanación del Congreso de la República cuando miramos sentados en sus curules a los criminales de ayer.
El reciente acto de la Senadora colombiana Ramírez, haciendo un público homenaje al difunto guerrillero "mono Jojoy", exaltando virtudes que nunca existieron y alabando méritos que jamás se podrían conocer, es en realidad uno de estos acontecimientos sorpresivos en Colombia que causan estupor mejor expresado en la palabra insólito. No puede ser que este suceso pase desapercibido para la justicia colombiana, para las redes sociales, para los medios de comunicación, para la comunidad internacional y hasta para la Corte Internacional de Justicia, sin que haya un pronunciamiento global, masivo a semejante desfachatez, cinismo, perversión.
La Senadora Ramírez de por sí lleva a sus espaldas el prontuario nada menos que ser la pareja del comandante de la muerte Tirofijo, debe ser objeto de la apertura de una investigación por el hecho comentado porque es fácilmente descrito como una incitación a la violencia, al crimen, casi que una apología al delito, por ello es altamente considerable que la Fiscalía General de la Nación con magníficos resultados en esta nueva etapa, inicie una imputación de cargos. No es posible, no lo podemos permitir que en Colombia sigamos aceptando que los bandoleros de la Farc acogidos en el proceso de paz por la estrechez mental del gobierno Santos, se encuentren cínicamente sentados en el Congreso, pontificando sobre la honorabilidad, elogiando a un criminal supremo como el Mono Jojoy, entronizando el cinismo en las entrañas de una ciudadanía sorprendida, mientras el país cada día cede más y más en la entrega de su moral, de su ética ciudadana, de sus valores y principios.
Poco a poco nos hemos acostumbrados a que ser delincuente es una solución, que el delito es un derecho impostergable, que la muerte o la vida puede cobrarse en cualquier momento y a cualquier preso, y que el reclutamiento de menores con fines sexuales debe ser premiado porque la Farc lo impuso y el Convenio de Paz, lo legalizó. No; Colombia tiene que despertar, la Jep tiene que actuar, entregar resultados, la Justicia con mayúscula debe actuar y mostrar su sentido ontológico de amparo a los derechos fundamentales. El país está a la deriva aplaudiendo a la Senadora Ramírez y ya todo el mundo se inclina a acogerla como virtuosa, digna elogiosa hacedora de panegíricos a los asesinos que nos sepultaron en la cloaca del crimen desde hace setenta años.
Despertemos, nuestros nietos no merecen que les dejemos la herencia maldita de la muerte violenta en sus desayunos, en el atraco a muerte por un celular, en la ignominia del tráfico de drogas, en el asesinato simple como forma sencilla de buscar el “rasponazo para la comida del día”
La sociedad repudia la entrega servil del Presidente Santos a una guerrilla, de un pacto por la paz que hoy nos avergüenza. Porque ya está demostrado que la paz no regresó, apenas se asomó y ya se fue, la violencia está en su alto grado, la drogadicción alimento de guerrilla sigue en auge y el país entero se queda callado cuando vemos la profanación del Congreso de la República cuando miramos sentados en sus curules a los criminales de ayer. El país tiene que despertar, pacíficamente, buscando formas, Constituyente, paros generales en paz, leyes que profundicen en reformas sustanciales o en estos momentos, escogiendo muy bien a quienes nos van a gobernar y asistir al congreso.
Poscolumna: Se fue otro grande. Se fue de esta vida con su nobleza, su alta ciencia médica, su hombría de bien, su generosidad: Fuad Rumie encarnó siempre la bondad, la altura. Descanse en paz que bastante lo merece.
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