Todos los boletines oficiales y privados del país están indicando que la economía esta paralizándose, va en declive en todos los sentidos y estamos entrando en un proceso que podría desencadenar la recesión, tan temida, pero tan pronosticada por los expertos. Efectivamente en un análisis somero de esta situación a mitad del período Petro, se observa el descenso en la inversión en todos los sectores productivos. Y si la inversión se detiene la economía también inmediatamente. Inversión significa la economía futura inmediata, la producción y está a su vez en el ascenso del nivel de vida, empleo, estándares de estabilidad financiera.
Las inversiones del sector privado representan la vía natural hacia el desarrollo del progreso. Sectores como el crecimiento de la industria en el sector privado, el empleo, la construcción, las viviendas y su desarrollo en todos los estratos, el avance en las estructuras y el dominio de un control estatal moderado y estimulante para la financiación de todos estos sectores, son el camino único y necesario para avanzar en el desarrollo. Pero estamos, al parecer estancados según las ultimas estadísticas. Si se hace un análisis de las fuentes de este estancamiento es rápido encontrarlo en las medidas tomadas por el gobierno desde el desordenado aumento de la carga tributaria que ahoga al capital privado, hasta las medidas llamadas elementales para disfrazar subsidios y auxilios que favorecen el criterio de la limosna y alejan el entusiasmo por la creatividad. Y otras iniciativas de producción menor, que parecen favorecer a las clases más pobres, pero las engañan con atractivos inútiles. Así es el caso de ciertos subsidios que en la realidad no representan más que un alivio momentáneo que aleja al beneficiario de perseguir siquiera el salario mínimo.
El impuesto de la renta corporativa por ejemplo es un alto limitante en la industria para el desarrollo. Ahorca más que favorece al sector empresarial. Y este es el que produce, el que invierte, el que crea empleo y apunta al desarrollo. Pero se confunde con la creencia que su impulso es solo para buscar la riqueza privada. Si a todo esto sumamos la inestabilidad laboral que intenta a cada momento el gobierno actual con nuevas medidas laborales que amarran al productor, tendremos dentro de poco una iniciativa negativa para seguir invirtiendo en el desarrollo industrial y comercial de la producción del capital.
En este instante la mayor población del país no tiene como adquirir, comprar y consumir lo que necesita o simplemente lo que desea. La cadena de productividad mutiló la libertad de la libre circulación de esa productividad que tanto esfuerzo necesita para armarse eficientemente. Pero hoy Colombia tiene casi una recesión que pretenden disimular y elementalmente lo apreciamos en el consumo de los hogares: Disminuido desde hace más de un año.
Por todo ello es que pensamos que hay un alto factor de incompetencia en todo el equipo económico del gobierno nacional al no poder identificar los factores básicos del progreso necesario hacia el desarmillo.