En el momento de escribir esta columna, siete de agosto de 2024, podemos aseverar que de hoy en adelante todo lo inesperado puede suceder en ese vecino y magnífico país. Aún no se ha terminado de escribir la historia de este último episodio donde Edmundo González fue elegido Presidente. De modo que al leernos hoy nuestros lectores amables podrían encontrar un análisis algo alejado de la realidad o mal interpretado de este columnista. Pero aun así nos atrevemos a plantear las siguientes alternativas:

Primero: Finalmente Maduro cede en vista de la presión internacional, donde hoy, once países acreditados históricamente con sus embajadores y credenciales, retiraron sus sedes diplomáticas o sea sus relaciones con Venezuela. Y se vea Maduro obligado, ahorcado y entregue el poder. No es fácil en este siglo que cualquier país del mundo siga viviendo sin el entorno internacional.

Segundo: Maduro no entrega el poder y el país continúa su senda hacia la ruina, el hambre, el caos en todos los aspectos. Podría convertirse en una segunda Cuba y empezar una agonía que no lo merece ese noble pueblo tan querido por los colombianos.

Tercero: Una transición o mezcla de ambos temas anteriores donde la líder, valiosísima, María Corina Machado formará parte de un grupo mixto que por varios meses se sentaran a manteles a gobernar en forma mixta con un desenlace que es posible adivinar hoy día. En ese caso el pueblo y las instituciones sufrirían mucho por el desgaste, la desconfianza mutua, la intransigencia en la imposición de puntos de vista. Pero sobre todo por la extirpación de los focos de corrupción que son miles incrustados en todos los rincones del Estado. Para nosotros que conocemos a fondo este país, porque estuvimos como diplomáticos casi tres años, como Cónsul General de Colombia, qué sabemos de las virtudes de la nación y de sus gentes, todo este caso dictatorial despierta mucha lástima. Venezuela no merece este destino y hace bien el mundo civilizado en apoyarla, ayudarla, respaldarla.

Es un país maravilloso en todo el sentido de la palabra y sus habitantes tienen una magnífica vocación autónoma de cientos de virtudes. No merecen lo que están experimentando así hayan pasado en su historia varios episodios parecidos. Porque no es este el primer caso de poderes intencionalmente establecidos para la dictadura y la ausencia de una democracia plena. Y siempre el pueblo se levantó, siempre regresó a la normalidad de la plenitud estatal desarmada por el mandato popular y la vocería aterrizada de la expresión democrática. Hay mucha nobleza en el pueblo venezolano, muchas virtudes, muchos méritos, Ya vendrá de seguro pronto un nuevo amanecer.