Como van cambiando las costumbres, la forma de armar la sociedad, de componer las estructuras del desarrollo y el progreso, bajo las nuevas y fascinantes tecnologías, inclusive, en la preparación humana de quienes se perfilarían décadas posteriores a comandar los gobiernos, la dirección de los Estados, la orientación de la geopolítica estudiada desde el ángulo de la Sociología. En Colombia cuando éramos estudiantes recordamos hoy, veíamos muy lejanos, muy arriba, muy permanentes, muy endiosados a una pléyade de varones, casi nunca una mujer, que se perfilaban para aspirar a las altas dignidades del Estado entre ellas la Presidencia de la República. Nuestros abuelos la llamaban la “Fila India”, aludiendo a la sincrónica y disciplinada que muchas veces realizan en sus filas internas, costumbristas, para acceder, o llegar, o participar, o recibir alguna concesión o prebenda o derecho adquirido, en los pueblos indígenas. Esa “Fila India” mostraba ilustres dirigentes. Que hacían fila, o “cola” como lo manifiesta el vocablo popular y la mayoría de ellos ostentaba una tradición, una obra de vida realmente interesante.
Por lo general ya habían llegado a ejercitarse en los tres poderes públicos, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, o en la Rama Jurisdiccional o de controles, Procuraduría, Contraloría o Fiscalía General de la Nación. Era común encontrarlos con una hoja de vida donde se señalaba su paso por Ministerios, Embajadas, Congreso, Gobernaciones, Alcaldías, Cortes Supremas de Justicia, Tribunales Superiores, en fin una suma de dignidades que formaban parte de su curriculum. Allí vimos, presenciamos, sentimos y palpamos la llegada por ejemplo a la Presidencia de la República de varones preclaros como los López padre e hijo Pumarejo y Michelesen, los Lleras Camargo y Restrepo, Olaya Herrera, Ospina Pérez, Laureano Gómez, Eduardo Santos, Misael Pastrana, Turbay Ayala, Betancourt, todos ellos con experiencia, sabiduría adquirida en los escritorios y curules, en la lucha de las plazas públicas en muchos años de trajinar en la política.
Hoy el panorama es diferente, tanto para los candidatos a Presidente como para Vicepresidente. Para ser benévolo en los términos diremos que hay improvisación y por más buenas personas que sean inclusive estructurados académicamente, les falta recorrido, experiencia. No es fácil acceder a estas escalas mencionadas sin tener el bagaje del ejercicio práctico antecedente. El Presidente Duque hasta cierto punto fue quien rompió esta tradición y fue novato en lides de esta naturaleza. La historia lo calificará después, ahora sería prematuro.
No estamos con esta columna pretendiendo descalificar a quienes hoy están llenando los tarjetones para las elecciones. No; hay gente buena, honrada, talentosa, algunos con cierta experiencia con sabor a fracaso en líderes anteriores pero no por ello lo estamos catalogando negativamente. El tema tratamos de dirigirlo casi a que todos carecen de experiencia y esta es la mejor universidad de la vida. Esperemos a ver cómo quedan estos resultado y que el elegido o los elegidos si no tienen este pasado solicitado que lo aprendan rápido o que lo vivan bien obsesivos con el bienestar social, el progreso y afrontar nuestros gigantescos problemas cotidianos.