Porque sigue siendo un preciado derecho y un necesario deber, vayan algunas preguntas:

¿Cuándo se va a resolver la interinidad en la gerencia de Telecaribe? La región lleva meses esperando a que la Junta Directiva del Canal, conformada mayormente por los gobernadores o sus delegados, haga lo que hace rato tuvo que hacer. Las dudas que el proceso de selección ha generado se hubieran podido evitar desde el mero principio con unas reglas de juego claras y una asesoría o auditoría externa seria y garante, ajena a los vaivenes politiqueros que lamentablemente no se han ido ni parecen quererse ir de uno de los medios de comunicación más queridos para los costeños. Ya en estos momentos quien asuma lo hará con un inconveniente yunque en la espalda, y mientras tanto el año fiscal avanza y se apresuran convocatorias para entregar recursos públicos destinados a contenidos de los que no queda clara la pertinencia. En una región necesitada de tantas cosas, incluida la memoria audiovisual, las páginas del álbum de este año corren enorme riesgo de quedar vacías. A ver si la Junta hace su trabajo de una buena vez.

¿Nos libraremos algún día del periodismo militante? Por lo único que debe militar el periodismo es por la veracidad y rigurosa comprobación de la información que comparte, por el correcto uso del idioma y las tecnologías, y por saberse al servicio de una audiencia. Ante los hechos el periodista debe guardar prudente respeto, contarlos como son así eso vaya en contra de sus afinidades personales; y si va a opinar, dejarlo claro a quien recibe el mensaje. En la creciente y cada vez más peligrosa concentración de poder que estamos viviendo en el entorno nacional y local, un periodismo plegado al poder hiere dolorosamente el tejido de la sociedad a la que se supone debe su trabajo. Esa sociedad, repetirlo hasta la saciedad toca, ya no traga tan entero como antes.

¿Estamos preparados para la segunda ola de contagios? Porque, y basados en las tendencias que se registran desde Oriente y Europa, lejos estamos de haber superado la pandemia, lo que de hecho no pasará hasta que se desarrolle una vacuna eficaz. Se tornaba imposible mantener aislamiento obligatorio y comercios cerrados, por lo que a las medidas de prevención y acción que se continúen desde los poderes locales, regionales y nacionales es imperativo agregarles el que los ciudadanos asumamos responsablemente nuestra cuota de responsabilidad con el autocuidado y la mesura. Preocupan y hasta indignan las imágenes que se comparten de manera descarada en redes sociales de reuniones y fiestas donde abunda la desfachatez y falta mucho de sentido común. Peor aun cuando, y como lo vimos el fin de semana que acaba de pasar, la irresponsabilidad social se acompaña con agresiones.

Y una afirmación final: Admiración y solidario respeto a la valiente Diana López Zuleta. Su libro Lo que no borró el desierto retrata tanto una tragedia familiar como las vergüenzas de una sociedad permisiva e indolente.

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@alfredosabbagh