Esta es una expresión que se suele usar mucho sin que su significado se maneje más allá de lo que la intuición marca. Definirla rápidamente pasa por relacionar lo que se ha aprendido con un determinado lapso de tiempo. Se supone que se aprende más en la medida en que más tiempo se dedica a aprender algo, incluyendo en ese proceso los eventuales errores, mismos que deben ir decreciendo (palabra de moda) en la medida en que el tiempo pasa y se acumula experiencia.

Si queremos agregarle más elementos al concepto, es lógico suponer que en la medida en que se conoce y maneja un proceso, el tiempo dedicado a lograr los resultados propuestos será menor, lo que en términos funcionalistas indicaría que la productividad aumenta en proporción similar a la consecución de los resultados de ese aprendizaje.

Por más que ese proceso de aprendizaje sea igual, cada uno de nosotros aprende a un ritmo distinto, sin olvidar los antecedentes y los factores del entorno que inciden directamente en el citado proceso. Por más voluntad e interés que haya, no todos aprendemos de la misma forma ni al mismo ritmo, pero muchas veces toca apretar y forzar el estrechar la curva si la situación lo amerita, como, por ejemplo, cuando se trata de gobernar un país; y lo mismo aplica cuando se pasa de gobierno a oposición.

Empezando por esta última, habían pasado apenas horas de su elección y al todavía no posesionado Presidente Petro ya se le cargaba el fardo de una supuesta devaluación del peso que, y al momento, no ha ocurrido. Se han escuchado y leído toda suerte de comentarios y noticias sin fundamento alrededor de temas sensibles como lo son los concernientes a impuestos, pensiones y combustible sin que sobre alguno se haya producido el suficiente análisis argumentado. El miedo fue y es la principal baza en lo que algunos siguen creyendo es una guerra entre irreconciliables enemigos. El mandamiento popular de “A papaya puesta, papaya partida” lo están aplicando a rajatabla los mismos que hace 4 años pedían paciencia.

Ahora bien, al gobierno hay que decirle que, si no quieren que “le partan la papaya”, pues “no de papaya”: Era verdad de Perogrullo el que ambas oposiciones, la real y la por conveniencia transable (porque de ambas hay) no le iban a dar respiro; por lo que las dudas evidenciadas alrededor de nombramientos demorados o discutidos en carteras u organismos tan importantes como MinTic o el ICBF no caen bien. A eso sumemos la evidente inexperiencia (la curva…la curva) que en el toreo político tienen algunos de los nombrados, la aún poco clara estrategia comunicativa, y el pretender aferrarse a cierto victimismo condescendiente mezclado con sacar el espejo retrovisor cuando conviene.

Todos tenemos que entender que los tiempos cambian y que los cambios llevan tiempo, pero también tenemos que entender, guste o no, que en nuestra realidad cortoplacista y caníbal no podemos pretender excusarlo todo en el aprendizaje.

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