Los iba a llamar dinosaurios, pero la humanización con rasgos pueriles de los extintos y otrora fieros animales, hoy convertidos en loncheras, dibujos animados y peluches morados, obliga a llamarlos de otra manera. Influyó también una columna con el mismo previsto nombre publicada en este espacio hace poco menos de 4 años, lo que no deja de ser un preocupante indicador de que la esencia del problema se mantiene: Estamos cercados por titiriteros de afiladas uñas y brazos largos, viudos obsesos del poder, soberbios ególatras que gustan rodearse de vasallos, intolerantes ante el pensamiento divergente, mitómanos con parlantes tarifados a su servicio. Se les encuentra y reconoce con relativa facilidad habida cuenta que en su mayoría son expresidentes de la república o directores de partidos políticos ahogados en escándalos y clientelismo.
Dentro de ellos encontramos, por ejemplo, a César Gaviria Trujillo. Cariñosamente llamado “el guaquero” porque se encontró la presidencia en un entierro, nos embutió una, fatal por lo indolente, apertura económica mientras el país sufría hasta 10 horas de apagones y veía como Pablo Escobar se instalaba en la Catedra, huía y caía abatido en los techos de Medellín. Su paso por la OEA no le calmó las ganas de seguir mandando dentro de su partido Liberal, jefatura con la que aprieta y afloja a los gobiernos de turno en procura de ministerios y puestos con chequera para los de su sanedrín. Titiritero con un inocultable gusto por el dulce, sea de la mermelada o de las mieles del poder. Le encanta ese sabor. Se le nota.
Andrés Pastrana Arango. El hijo de Misael, aquel que se acostó como candidato derrotado y despertó como presidente electo luego del extraño apagón en el sur del país en las últimas elecciones del Frente Nacional un abril de 1970. Alcalde de Bogotá recordado por los enredos del predio Mondoñedo y el relleno sanitario de Doña Juana, llegó a la presidencia gracias a una foto con Manuel Marulanda, el mismo que lo dejó metido en San Vicente del Caguán, en aquella zona de distensión de 42000 kilómetros que le otorgó a las FARC por nada. Tan inane fue Pastrana que a Duque le quitó el puesto como peor presidente de la historia reciente de Colombia. Una veleta a la que le gustan los paseos en avión a islas del Caribe. Inexplicable que alguien tan vacío quiera ser titiritero.
Me faltó espacio, pero los nombro: Germán Vargas Lleras, Fuad Char, Dilian Francisca Toro, los Araújo y Cotes, los Blel, los Montes…
En este país parece que hay más titiriteros que títeres. No se sabe que es peor.
@alfredosabbagh