
Más lectura, menos...
Nos han hecho creer que fracasar es lo peor que nos puede pasar y no nos han enseñado a usar el fracaso para crecer y ser mejores seres humanos.
Los buenos libros nos ayudan a ser mejores seres humanos. Estoy convencido de que un libro que no nos cuestione, que no nos cause terremotos existenciales, que no nos haga reafirmarnos en nuestras opciones fundamentales, que no nos haga reír, o aún llorar, no es un buen libro. Ese diálogo que entablamos con el autor, ese viaje en el que nos sumergimos en cada página de un libro nos hace encontrarnos con nosotros mismos; el encontrarnos con otros personajes, otros mundos, otros sueños y otras visiones de la realidad nos hace crecer en cuanto nos permite contrastarnos y encontrar pequeñas y propias respuestas a nuestros interrogantes fundamentales. Tenemos que leer a todos y de todo. Leer aún a aquellos que están en perspectivas diferentes a las nuestras, para así poder trabar serios debates con sus ideas, y aprender de ellas. La única manera de liberarnos del odio es escuchar las razones, entender el marco referencial desde el que actúan los que nos generan tan tóxicas emociones. No podemos evadir al que piensa diferente, tenemos que respetarlo y tratar de comprender lo que piensa y cree; sólo así podremos debatir críticamente con ellos. Sin conocerlos es imposible; una buena forma de conocerlos son los libros. Leer me hace entender mejor a los otros y entenderme mejor a mí mismo. Con esa seguridad intelectual y existencial me aproximo a todos los textos que caen en mi mano.
Leo de todo, pero normalmente los temas que más me gustan o que más me exigen las actividades que realizo: Educación, Teología, Psicología y Literatura. Por ejemplo, sigo leyendo Realidad mental y mundos posibles, de Jerome Bruner para volver a fortalecerme en esa visión de la cultura, como un foro en el que negociamos el sentido y la educación como esa acción procesal que nos prepara para participar de esa experiencia, y no seguir comprendiéndola como un proceso de transmisión de conocimientos y valores de aquellos que saben más a aquellos que tienen menos competencias. Quedé atrapado en las 698 páginas de Yo Julia, de Santiago Posteguillo, en el que se destaca el liderazgo femenino en un mundo absolutamente machista como el del imperio romano, y ahí vuelvo a entender que solo podremos construir una sociedad equitativa si somos capaces de transformarnos mentalmente y dejar a un lado todas esas manifestaciones de superioridad que, como machos, exteriorizamos frente a las mujeres. Sigo luchando con mi machismo para dejar toda actitud de condescendencia ante ellas.
Sigo apasionado por Jesús de Nazaret, ando tras el Jesús histórico para entender mejor al Cristo de la fe, leo El Jesús histórico, de Gerd Theissen y Annette Merz, porque encontrar a Jesús tan humano me hace confesarlo más fuertemente en su naturaleza divina. Nos han hecho creer que fracasar es lo peor que nos puede pasar y no nos han enseñado a usar el fracaso para crecer y ser mejores seres humanos. Al fracaso que más miedo le tenemos es a romper una relación afectiva y cuando lo hacemos tendemos a destruirnos mutuamente, como si no pudiéramos inteligentemente entender que no se puede seguir juntos y que esa decisión no es el fin del mundo, por eso estoy leyendo Me cansé de ti, de Walter Riso. Esos son mis compañeros de estos días, con los que voy aprendiendo a vivir en el siglo XXI. Definitivamente entre más lectura, menos fanatismo.
Más Columnas de Opinión

EL “FÍSICO” PROBLEMA | COLUMNA DE HUGO ILLERA JIMÉNEZ
Sigo pensando igual. El problema del Junior no son los técnicos. El tema de estar en zona de coleros es exclusivo del rendimiento de los jugadores. Si el problema del Junior fuera físico, como aseveró ‘Bolillo’, el tema entonces no es de ah

Sin esperanzas | Los lectores escriben
Colombia un país muerto, no hay esperanzas, todo es odio, robo, sicariato, narcotráfico, prostitución, corrupción, y como dice Juan Gossaín en su entrevista, es a todos los niveles sociales y económicos.
Siendo una bárbara, creo q

Violencia intrafamiliar en los municipios
Es indudable que la violencia en Colombia va en aumento. Y con mayor fuerza después de la pandemia del Covid 19. Hay varias clases de este flagelo: violencia física, violencia sexual, violencia sicológica, violencia económica y la violencia co

El centro vive y es radical
Emmanuel Macron es un protagonista común en mis columnas. Lo sigo desde sus inicios en la política francesa y me identifico con su discurso de centro derecha. Porque aplomo al gobernar, orden para administrar y buscar la reducción de la desigua