Bendito diciembre
Es un momento para regalar perdón, al fin y al cabo nadie lo merece, sino que siempre se lo damos desde nuestra generosidad. El perdón es una acción nacida desde nuestro amor propio. Sanar las heridas que se nos han causado desde las decisiones de los otros, siempre nos hará crecer, porque nos permite vivir en armonía con nosotros mismos y en una buena situación para entablar relaciones sanas con los demás.
Llega diciembre y la memoria se me atiborra de bellos recuerdos de mi infancia. Era el mes de la felicidad, de las cuatro fiestas, de las novenas, de los regalos y de reencuentros con amigos y familiares que vivían lejos. Recuerdo que los jóvenes que estudiaban fuera de la ciudad, regresaban a nuestras calles y había partidos de fútbol callejeros, parrandas interminables, diálogos con las nuevas experiencias y se respiraba un ambiente festivo.
El tiempo ha pasado rápido, ya no soy el niño de las calles del Barrio Olivo de Santa Marta, sino que estoy aquí en Bogotá, con las responsabilidades que mis decisiones han ocasionado, pero la alegría sigue retozando en mi ser con el inicio de este mes en el que celebramos el nacimiento de Jesús de Nazaret y la terminación de nuestro año civil.
Creo que esta es una época para enfatizar especialmente algunas experiencias. Es un tiempo para agradecer, reconocer y fortalecer la familia, ese círculo íntimo de cuidado y afecto que nos arropa, y a la vez nos lanza a seguirnos construyendo. No es perfecta, porque los seres que la componemos no lo somos. La gozamos tal cual es y tratamos de dar lo mejor de nosotros para que ella también sea cada día mejor, porque todos queremos crecer. En este mes intentemos buscar pretextos para hacerles experimentar todo lo que sentimos por ellos y mostrarles con actos de servicio todo el cariño que les tenemos. Dedicarles tiempo, usar palabras caricias, resolver los conflictos, explicitar todo lo que nos une y celebrar, pueden ser algunas de las tareas de estos días.
Es un momento para regalar perdón, al fin y al cabo nadie lo merece, sino que siempre se lo damos desde nuestra generosidad. El perdón es una acción nacida desde nuestro amor propio. Sanar las heridas que se nos han causado desde las decisiones de los otros, siempre nos hará crecer, porque nos permite vivir en armonía con nosotros mismos y en una buena situación para entablar relaciones sanas con los demás. Pero también es una ocasión para revisar qué no hemos hecho bien, reconocer los errores, solidarizarnos con aquellos a los que hemos dañado, pedir perdón y esforzarnos por resarcir los daños. Es un buen tiempo para regalar lo mejor de nosotros a los otros. Ese es el significado de los regalos que damos en estos días. No es un compromiso ni una obligación comercial, es hacerles sentir que los pensamos y que son importantes en nuestra vida.
La espiritualidad de este tiempo tiene que ser una experiencia de alegría. No se puede celebrar la vida del pesebre con elegías, sino que hay que recordar que ese acontecimiento le da sentido a la existencia humana y eso nos hace celebrar con todo el gozo que quepa en nuestro ser. No se puede seguir confundiendo la solemnidad con la amargura, ni creer que para relacionarnos con Dios, tenemos que estar hundidos en el dolor y con lágrimas en los ojos. La espiritualidad se tiene que notar en las risas, en el baile, en los aplausos y en el placer que se experimenta en cada situación. En lo ordinario de lo humano es donde mejor se expresa lo extraordinariamente divino. Soy de los que piensan que la vida debe ser vivida como una fiesta, y creo que en este tiempo es donde más hay que expresarlo.
Más Columnas de Opinión
¿Qué hacer con las tarifas de energía en la región Caribe?
Las altas tarifas de la energía en el Caribe son un problema social. La afirmación de que mes a mes cientos de miles de familias comen o pagan la luz no es lejana de la realidad. El recibo se puede llevar la cuarta parte de los ingresos de las f
Un faro de esperanza para la juventud
En medio del vendaval de desafíos que enfrenta la juventud contemporánea, marcada por la sombra ominosa de trastornos mentales que irrumpen cada vez más temprano en sus vidas, surge la necesidad imperiosa de tenderles una mano firme, de ofrecer
Café entre Evas
“Qué habría sido de las mujeres en el patriarcado sin el entramado de mujeres alrededor, a un lado, atrás de una, adelante, guiando el camino, aguantando juntas. ¿Qué sería de nosotras sin nuestras amigas? ¿Qué sería de las mu
Para el Descanso
La revisión de los titulares de prensa, o de cualquier otro medio de comunicación, se ha convertido en una seguidilla de sobresaltos. Quizá sea porque en estos tiempos todo se actualiza permanentemente, o porque la dependencia del clic induce l