El más reciente Informe de Viabilidad Fiscal del Ministerio de Hacienda dejó un balance mixto para el Atlántico. Aunque su lectura suele ser técnica, los resultados de este año tienen efectos directos sobre la estabilidad financiera del departamento y sobre las decisiones de política territorial.

En las buenas noticias, Atlántico se mantiene entre los departamentos que mejor administran su gasto de funcionamiento. Destina una baja proporción de sus ingresos propios a este rubro, un desempeño comparable solo con Antioquia y Cundinamarca, señal de eficiencia operativa. Además, cerró 2024 con un balance positivo de 107 mil millones de pesos y mantuvo la calificación AAA con perspectiva estable de Fitch Ratings, un respaldo que otorga confianza en su capacidad de pago.

Pero el panorama también muestra señales de alerta. Atlántico, junto con Cundinamarca, figuró entre los departamentos que más contribuyeron a la contracción real del 0,6% del recaudo tributario nacional. La inversión cayó 12% en términos reales, una de las mayores reducciones del país, y tanto el departamento como Barranquilla concentraron cerca del 5% de la deuda territorial. A esto se suma un dato crítico: Atlántico fue el único de los 32 departamentos en quedar en “semáforo en rojo” por incumplir los límites de largo plazo en la capacidad de endeudamiento.

Los ingresos departamentales alcanzaron 2,1 billones en 2024, pero cayeron 12% en términos reales por menores desembolsos de crédito y una contracción en todas las cuentas tributarias. Otros impuestos y Licores y vinos disminuyeron 12% y 10%, mientras Registro y anotación y Vehículos crecieron 17%. Este comportamiento, según Hacienda, responde a la desaceleración económica regional. El gasto también se redujo 12%, especialmente en servicio de deuda (-19%) e inversión (-12%), con recortes en Salud, Vivienda, Transporte, Inclusión social y Deporte.

En materia de deuda, el saldo cerró en 1,1 billones de pesos y el 60% del servicio se destinó al pago de intereses, muestra del peso creciente de este rubro. Aunque el departamento cumple el indicador de solvencia (21% frente al 60% permitido), incumple el de sostenibilidad, ubicándose en 111% sobre el límite de 100%.

El informe concluye con un mensaje inequívoco: el Atlántico no está en crisis, pero sí en un punto de inflexión. Las decisiones que adopte ahora determinarán si sus fortalezas administrativas logran contener los riesgos que se acumulan. Corregir el rumbo no es una opción técnica, sino una prioridad estratégica para que el departamento pueda sostener su crecimiento sin hipotecar su futuro fiscal.

*Directora Ejecutiva Fundesarollo