La salud, reconocida por la Asociación Mundial de la Salud, 1949, como un derecho humano básico y elemento constitutivo del bienestar físico, mental y social), ha evolucionado desde una perspectiva centrada en la ausencia de enfermedades hacia una visión integral y multidimensional que considera el bienestar en todas sus dimensiones, y las interacciones de las personas con sus contextos socioculturales, económicos y ambientales.
El paciente debe estar en el centro de los sistemas que se relacionen con la salud la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, al incidir sobre sus tres componentes: el desarrollo social inclusivo, el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental.
El desarrollo sostenible se define como aquel modelo de desarrollo que permite satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las necesidades y posibilidades de las del futuro (Naciones Unidas, 1987).
Simultáneamente, la salud tiene un efecto de disminución de la pobreza y las diferentes desigualdades, siendo estas barreras fundamentales para el desarrollo social incluyente. Además, se incrementa el desarrollo económico con el crecimiento de la productividad y el favorecimiento de prácticas ambientales sostenibles, la seguridad alimentaria contribuyendo al manejo de los ecosistemas (Marinho, Dahuabe y Arenas de Mesa, 2023).
Durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), en medio de una enorme crisis sanitaria, nos llevó, a una gran crisis social prolongada y una crisis económica en América Latina y el Caribe. Registrándose la mayor caída de la actividad económica en 120 años, con una contracción de 7% del PIB, con una gran crisis laboral con el deterioro de las condiciones laborales, y empeoramiento de la pobreza extrema, con aumento de desigualdades educativas en materia de acceso y calidad y, retroceso de un 27% de las metas de los Objetivos de desarrollo del siglo relacionadas con la salud, la pobreza, la desigualdad, la educación, la nutrición y el trabajo.
El aumento de las grandes inversiones en las guerras y su destructivo paso en diferentes países, los grandes gastos en seguridad y, la lucha por la sobrevivencia en un mundo con desastrosos fenómenos naturales, los accidentes de tránsito, marítimos y otros medios de transporte, nos llevan a la necesidad de buscar nuevas medidas, separando el terrible oprobio de la corrupción por encima a las condiciones actuales.
Una de ellas es el cambio de sistemas de salud obsoletos, con la salvedad de que dichos cambios no deben afectar las condiciones de vida de las personas, ni recaer su manejo directamente sobre un solo grupo político y, ser debidamente estructurado con el paciente como mayor protagonista.
Solo un esfuerzo conjunto de compromiso de los pacientes, proveedores, personal sanitario, y demás componentes nos llevará a salvar vidas perdidas, rescatables. Reconociendo inicialmente que la salud es uno de los puntos más importantes para el desarrollo.


