Nuevamente fui invitado a participar en los festivales de la Universidad de la Felicidad, en la del Magdalena, en esta cuarta edición 17 y 18 de octubre, por el Ph.D Samuel Prieto Mejía, quien es el director de los Hubs de Innovación en la universidad, espacios dentro del claustro que reúnen servicios de investigación y personal calificado con el fin de promover conexiones para la ideación, co-creación y generación de productos, procesos, servicios, que responden a retos y desafíos de la sociedad.

Prieto Mejía hace parte de la Red Latinoamericana de investigación-acción para la competitividad, innovación y sostenibilidad de la empresa turística, junto con varios Ph.D, investigadores, como Juan Manuel Montes Hincapié, Elva Esther Vargas Martínez, quien envió saludos desde México, César Ernesto Zapata Molina. Desde las palabras iniciales del Vicerrector de Investigación, Jorge Elías Caro, todos manejan expresiones como conexión, creatividad, innovación, alegría, sostenibilidad; en especial, este último término, elemento clave en el movimiento ecológico: “Una sociedad sostenible es aquella capaz de satisfacer sus necesidades sin disminuir las oportunidades de las generaciones futuras”. Es lo contemporáneo.

En Unimagdalena están sucediendo cosas que apuntan a los conceptos contemporáneos para mejorar la calidad de vida de las sociedades a partir de propuestas innovadoras como la recuperación de la alegría, el cambio del significado de los términos para eliminar las interpretaciones negativas, la eliminación de los calificativos o los juicios de valor para remplazarlos por el lenguaje de la empatía.

En ese ambiente presenté un resumen de 10 minutos del documental “La bacanería un estilo de vida”, dirigido por Hugo González y producido por Álex Salebe, de 70 minutos de duración, que devino en el material investigativo más innovador en su momento y que se mantiene vigente al considerar que sirvió para que muchos se reconocieran bacanes y bacanas, por los criterios de alegría, empatía, honestidad, respeto al individuo, a la sociedad, al ecosistema, la creatividad, el disfrute.

Ya le dije a Samuel que me invite para el encuentro del año entrante porque sé de los aportes que puedo hacer a esta interesante idea de cambiar el esquema mental de las personas hacia la alegría, a partir de lo que puedo aportar desde la bacanería y, también, desde mi condición de psiquiatra de niños, adolescentes y adultos.

Yo quiero estar en ese movimiento que se plantea algo tan atrevido y tan necesario, como es la recuperación de otro sentido de la vida a pesar de las circunstancias de la vida misma.

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