Uno de los documentales más importantes del Festival de Cine de Toronto fue Cover Up, dirigido por los reconocidos periodistas Laura Poitras y Mark Obenhaus. La cinta no solo ofrece un retrato íntimo del legendario reportero Seymour Hersh, sino que también se convierte en una profunda reflexión sobre el periodismo de investigación y su inquebrantable compromiso con la verdad, incluso cuando esta incomoda al poder.
Ganadora del Premio Pulitzer y del Oscar, Poitras cuenta que pasó dos décadas intentando convencer a Hersh de participar en este proyecto. Su compañero en la dirección, Obenhaus, veterano productor del programa FRONTLINE de PBS, había colaborado con él anteriormente, lo que ayudó a cimentar la confianza necesaria. Aun así, Hersh no se lo puso fácil: “Es complicado saber en quién confiar, y apenas confío en ustedes”, les advirtió al inicio.
Sin embargo, el tiempo invertido se traduce en una obra intensa y reveladora. Cover Up es mucho más que un perfil biográfico; es un testimonio sobre las tensiones entre el periodismo y los poderes que buscan silenciarlo.
A lo largo del documental, Hersh comparte detalles sobre cómo destapó algunos de los escándalos más incómodos de la historia reciente. Desde la masacre de My Lai en Vietnam hasta el caso Watergate, pasando por las operaciones de espionaje de la CIA y los abusos en la prisión de Abu Ghraib, sus investigaciones han expuesto verdades que muchos intentaron ocultar. La cinta muestra también las consecuencias personales y profesionales de este tipo de periodismo, como amenazas y censura. En un momento clave se escucha al presidente Nixon despotricar contra Hersh en una grabación privada, prueba del poder de su trabajo.
Cover Up repasa estos momentos históricos trazando una línea coherente entre los temas que han obsesionado a Hersh, como la mentira institucional, la impunidad y el derecho del público a saber. El documental deja claro que, desde joven, Hersh entendió que detrás del discurso oficial siempre hay algo más: “Había ahí fuera una masa de verdad”, recuerda. Medio siglo después, sigue dispuesto a encontrarla.
Aunque el periodista se muestra como una figura hermética, incluso arisca, las interacciones con los cineastas ofrecen momentos de tensión, ironía y hasta humor. Esa dinámica humaniza al personaje sin restarle fuerza ni complejidad. Cover Up no busca glorificarlo, sino retratar con honestidad los dilemas éticos y personales que conlleva enfrentar al poder con la palabra.