Tres años y medio después de haber recorrido un camino victorioso junto al Liverpool F. C., Luis Díaz le dijo adiós a ese equipo para enfrentarse al desafío que supone hacer parte del más grande de Alemania: el Bayern Múnich. Y entonces, —sobre todo— los que no juegan fútbol, empiezan a hablar.
Algunos especulan sobre el “lado oscuro de Alemania que deberá superar Luis Díaz para triunfar” en su nueva casa futbolística. Otros se preguntan —con tonta ironía— si el guajiro habla alemán. Varios medios de comunicación han advertido sobre la “mayor dificultad” que el hijo ilustre de Barrancas tendrá en ese equipo debido a que ni siquiera se alcanza a expresar bien en inglés. En fin, pareciera que el fichaje en el Bayern por setentaicinco millones de euros fuera demasiado solo porque Luis Díaz no habla alemán.
El tercer fichaje más alto en la historia del equipo alemán habla español, pero ese no es el lenguaje en el que él mejor se expresa. El que mejor entiende y en el que mejor se hace entender es en el lenguaje que los futbolistas recrean en la cancha. Uno que se aprende a dominar con entrenamiento, disciplina y constancia, valores de los que Lucho ha hecho alarde en su trayectoria por el mundo del fútbol, en el cual no hace falta tener una dicción impecable en ninguna otra lengua que no sea la que dictan el balón y el arco.
Aprender otro idioma es como convertirse en otra persona», dice el japonés Haruki Murakami. Aunque después de su paso por el Bayern Luis Díaz siguiera siendo el mismo que llegó sabiendo del idioma local lo que un alemán sabe de wayuunaiki, hoy llega a ese otro territorio para aprender en un sentido amplio, y a eso no se le puede restar valor.
«En cualquier equipo del mundo hay espacio suficiente para un jugador de talla mundial», bien dijo en mayo de 2022 Jürgen Klopp en referencia a Luis Díaz. En 2025, no serán ni el idioma ni el frío de los alemanes los que hagan mella en las fortalezas del jugador que, como al Bayern Múnich sin hablar alemán, llegó alguna vez al Liverpool sin hablar inglés.
En su momento, el mismo Klopp dijo: «Se comunica con todos sin hablar realmente el idioma». Desde sus primeros días en ese club, se entendió muy bien con los británicos Curtis Jones y Harvey Elliott, una relación sobre la que el técnico alemán se pronunció entre risas: «Es muy cercano a ellos (Curtis y Harvey), no tengo idea de cómo hablan».
¿Por qué no podrá hacer lo mismo ahora en Alemania? Claramente, se trata de una cultura distinta; quizás aún más fría, más adusta y, hasta cierto punto, más impenetrable que la de los británicos. Pero del Mar Caribe que besa a la Guajira colombiana al Mar Báltico que se extiende por el norte de Europa y besa a Alemania, se hable el idioma que se hable, fútbol es fútbol.
@catalinarojano