Andrés Manuel López Obrador, AMLO, al llegar al poder en México en 2018 ofreció a los narcotraficantes “abrazos, no balazos”. Abrazos que fueron en una sola dirección, del gobierno a los narcos. De éstos a los policías solo balazos: Entre el 1 de diciembre de 2018 y el 21 de julio de 2024, faltando aún 5 meses para la terminación de sus 6 años de mandato, ya 2.417 policías habían sido asesinados, un promedio de 36 por mes. Aunque en el 2024 ese promedio bajó, en este semestre de 2025, el primero de Claudia Sheinbaum, fueron asesinados 199; 33 mensuales, acercándose al trágico promedio del sexenio anterior.

Gustavo Petro, al llegar al poder en 2022, ofreció “La Paz Total” a todos los grupos alzados en armas, en su mayoría narcotraficantes “pura sangre” en todos los sentidos de la expresión; antes de las elecciones su hermano promovió votos desde las cárceles a cambio de prebendas en el llamado pacto de la picota.

Sin embargo, la paz solo fue del gobierno a los delincuentes. Hubo 80 homicidios de miembros de la fuerza pública de enero a mayo de 2025, un incremento del 135%, 16 por mes. Pero México tiene 2,5 veces la población de Colombia, o sea que per cápita los 16 en Colombia equivalen a 40 en México, superando a éste en términos relativos. ¿para qué hacer altos al fuego unilaterales que hacen vulnerables a las fuerzas armadas?

Hugo Chávez, al llegar al poder en Venezuela, sacó a la DEA y desactivó sus radares. En cuestión de meses convirtió nuestra frontera común en la ruta preferida de las exportaciones de droga vía Venezuela y de las importaciones de armas para la guerrilla colombiana.

Rafael Correa, cuyo padre estuvo preso en Estados Unidos en los años 70 por narcotraficante, al llegar al poder en Ecuador terminó el acuerdo que le permitía a ese país mantener la base aérea de antinarcóticos en Manta. Convertida hoy en capital de los capos ecuatorianos donde no se mueve ni una mosca sin su conocimiento.

La semana pasada otro Hugo, El Pollo Carvajal, ex jefe de Inteligencia y de Contrainteligencia del régimen chavista hace 20 años, se declaró culpable de cuatro delitos en un tribunal federal de Estados Unidos en Nueva York. Entre ellos conspiración para inundar de coca a EE. UU.; concibiendo el narcotráfico como arma política, para acelerar la decadencia del “imperio”, tesis original de Fidel Castro, y fortalecer las finanzas de las FARC y los proyectos de desestabilización política en América Latina. Nada de todo lo anterior parece pura coincidencia.

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