Los eufemismos son palabras, o expresiones, que buscan ser menos ofensivas para sustituir otras que pudieran insultar o transmitir algo no placentero o peyorativo. Proviene de la palabra griega euphemia: eu, “bueno/bien” + pheme “habla” (habla bien o correctamente). El eufemismo se refiere hoy al hablar de manera positiva y evitar palabras que pudieran considerarse negativas; dorar la píldora, dirían algunos.

Durante años, Argentina vivió una paradoja energética. A pesar de contar con vastos recursos de hidrocarburos, su producción de gas y petróleo convencional cayó de forma sostenida desde principios de los 2000. Falta de inversiones, políticas de control de precios y subsidios mal estimados, desincentivaron la exploración. Pasaron de exportar gas a depender de las importaciones, primero de Bolivia (por ductos) y luego a través de costosos cargamentos de gas natural licuado por terminales de regasificación. Esto golpeó las cuentas fiscales y conllevó a la pérdida de independencia energética y a la vulnerabilidad de su economía. En ese contexto surgió el yacimiento Vaca Muerta (provincia de Neuquén, corazón de la Patagonia Argentina) como milagrosa respuesta estructural para recuperar su soberanía energética y ser una potencia productora. Vaca Muerta, y hallazgos recientes menores, albergan las segundas reservas de gas no convencional del mundo. Su riqueza subterránea genera ya más del 50 % del gas y petróleo que consume el país. El desarrollo del megacampo, mediante técnicas como el fracking, ha avanzado con fuerza en la última década. La estatal YPF, junto a empresas privadas nacionales e internacionales, ha logrado reducir costos, aumentar productividad y atraer inversiones. La infraestructura (gasoductos, plantas compresoras, contratos de exportación) se ha alineado con una visión: abastecer el mercado interno y exportar excedentes a países vecinos e incluso a Europa, en forma de GNL. Argentina decidió no depender eternamente del gas importado, teniendo la capacidad de autoabastecerse, y Vaca Muerta se posiciona como plataforma para el desarrollo industrial, generación de empleo, atracción de divisas e integración regional. La historia energética argentina de los próximos años se escribirá desde sus entrañas. Un contraste desafortunado lo ofrece Colombia, que enfrenta hoy un déficit creciente de gas natural y decide no aprovechar sus reservas no convencionales en el subsuelo y seguir dependiendo de costosas importaciones para el usuario final. Mientras Argentina consolida su vocación gasífera, Colombia rechaza la suya y se enfoca en una transición energética, desordenada, según conceptos de analistas especializados.

Un eufemismo muy común para transmitirle amablemente a alguien que su trabajo es malo, es decirle que tiene “oportunidades de mejora”. Uno de los dos países mencionados tiene relevantes “oportunidades de mejora” en su política energética, y no es el tres veces campeón mundial de fútbol.

@achille1964