La pirámide demográfica global se está invirtiendo: es progresivo el aumento de la cantidad de personas mayores frente a la población joven debido a múltiples factores como la disminución de la natalidad, la baja en la tasa de fecundidad, así como el aumento en la esperanza de vida que ha alcanzado la humanidad e implica la necesaria adopción de políticas en materia de salud pública y bienestar general.
A 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más, según proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En esta franja etaria se ubicarán más de 2100 millones de personas en 2050, mientras que las de 80 años y más serán 426 millones a ese año.
En América Latina y el Caribe, a 2000, se estimaba que la población total ascendería a unos 689 millones de personas en 2024, pero llegó a 663 millones, de acuerdo con el estudio sobre perspectivas poblacionales y cambios demográficos en el primer cuarto del siglo XXI, del Observatorio Demográfico de la Cepal.
Por esta variación, se estima que, en 2050, la población total de esta región —que se creía que superaría los 800 millones—, será de 730 millones de personas. En cuanto a la población adulta, el análisis define que, en 1950, aproximadamente la mitad de la población de América Latina y el Caribe tenía menos de 18 años, pero, en 2024, ese valor había ascendido a 31 años y, a 2050, sería de aproximadamente 40 años.
De esta tendencia de envejecimiento poblacional no se excluye Colombia. El DANE reveló que en 2024 se registraron 445.011 nacimientos, es decir, una reducción del 13,7 % en comparación con 2023, y de 32,7 % menos frente a 2015. En el contexto nacional, el departamento del Atlántico es el tercero con el mayor descenso en nacimientos en los últimos cinco años.
Así mismo, se evidencia que más mujeres están optando por la postergación de la maternidad al establecerse que, en 2024, la edad media de la fecundidad alcanzó 27,1 años, mientras que la edad media al primer hijo pasó de 22,7 a 24,4 años. La tasa de fecundidad mundial pasó de un promedio de cinco nacimientos por mujer en 1950 a 2,3 en 2021; una disminución ostensible que, si continúa como tendencia, pone en riesgo la sostenibilidad de la especie.
Los análisis indican que estas tendencias al envejecimiento como la desaceleración en el crecimiento poblacional implican nuevas realidades y grandes retos para la economía, los sistemas de salud, la política pública, los servicios sociales, los sistemas de pensiones, etc. Es necesario actuar ya. Estos cambios demográficos no dan espera.
@Rector_Unisimon