Frente al creciente desafío de atender la salud mental en la comunidad estudiantil, la Universidad del Atlántico ha consolidado un programa pionero e integral que busca garantizar el bienestar emocional de sus estudiantes, docentes y trabajadores. El proyecto, denominado Salud Mental Positiva, ha sido impulsado desde la Vicerrectoría a cargo del doctor Álvaro González Aguilar, quien ha liderado una transformación profunda en la manera de entender y abordar el cuidado psicológico dentro del campus.
La iniciativa nació hace tres años, en plena etapa de postpandemia, cuando se evidenció un incremento en los episodios de ansiedad, depresión y crisis emocionales. “Sentimos la urgencia de actuar. Ya hacíamos algunas actividades, pero no teníamos un programa estructurado. Conformamos un equipo de profesionales —psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales— y diseñamos una estrategia integral basada en la prevención y la intervención oportuna”, explica el vicerrector.
La universidad ha asumido lineamientos del Ministerio de Salud y Educación, así como de la Gobernación del Atlántico, adaptándolos a su realidad institucional. Hoy, el programa no solo ofrece atención psicológica, sino que promueve espacios de recreación, deporte y cultura, fundamentales para el equilibrio emocional. Más de 15 disciplinas deportivas activas y grupos culturales, como el de folclor que próximamente viajará a México, hacen parte de la estrategia de bienestar.
Toda la comunidad está involucrada en la causa, más de 1000 profesores, casi el 100% de la población docente es capacitado en primeros auxilios psicológicos, así como igual cantidad de estudiantes y equipos de guías de la salud, que son jóvenes capacitados constantemente, personal de vigilancia y aseadores. También se cuenta con una línea telefónica habitada las 24 hrs que presta servicio de acompañamiento psicológico para toda la comunidad del campus.
Los casos más difíciles, como intentos de suicidio por causas económicas o familiares, han sido analizados con responsabilidad y han derivado en nuevas acciones. Entre ellas, el Fondo Padrino, que conecta a estudiantes en situación vulnerable con empresas que los apoyan económicamente, y subsidios de transporte y alimentación, claves para aliviar tensiones cotidianas.
“El problema de la salud mental es global, y debe dejar de ser un tabú. No es un asunto exclusivo de psicólogos; nos compete a todos. El rector, el profesor, el celador, los estudiantes… todos somos responsables del cuidado colectivo”, afirma González Aguilar.
Desde el Atlántico, esta universidad pública da un ejemplo valiente y transformador: integrar la salud mental al currículum y a la vida universitaria no es un lujo, es una necesidad urgente para garantizar una educación integral y una sociedad más humana.
*Especialista en Gerencia de la Comunicación Organizacional. Coach y conferencista de Espiritualidad.