El Día de la Madre no solo es una ocasión para honrar a la mujer que nos dio la vida, sino también para reflexionar sobre la dinámica entre madres, esposas y suegras dentro del entramado familiar.

En muchos hogares, estas relaciones pueden ser fuente de alegría y apoyo, pero también de tensiones que afectan directamente la vida en pareja. Buscar la armonía en esta triada es un ejercicio de madurez, empatía y compromiso por parte de todos los involucrados, especialmente de la pareja.

Una de las tensiones más comunes surge cuando los límites entre el núcleo de origen (la familia con la madre) y el nuevo núcleo (la pareja) no están claramente definidos. Muchos conflictos entre suegras y nueras no nacen del desamor, sino de la confusión de roles, lealtades divididas y expectativas no verbalizadas.

La clave para una relación sana con la familia extendida radica en el respeto mutuo y en el establecimiento de límites claros y amorosos.

Para los hombres, especialmente, es vital entender que, al formar una pareja, su lealtad emocional debe centrarse primero en su esposa, sin dejar de honrar a su madre. No se trata de elegir entre una y otra, sino de construir puentes de respeto y colaboración. Un esposo sabio por lo general sabe mediar, proteger la intimidad de su hogar y fomentar la paz entre las dos mujeres más importantes de su vida.

Las esposas, por su parte, también pueden encontrar formas de construir una relación respetuosa con su suegra. Aunque no exista una afinidad natural, se puede cultivar una convivencia cordial desde el reconocimiento del papel de la madre en la vida del esposo y en la historia familiar. En lugar de competir, se puede aprender a coexistir con cortesía, estableciendo límites sanos y evitando críticas o comparaciones.

También las suegras juegan un rol clave. Cuando comprenden que su hijo ya ha formado un nuevo hogar, su presencia se vuelve más enriquecedora que invasiva. Las suegras que saben dar espacio, apoyar sin imponer, y respetar las decisiones de la pareja, suelen ser valoradas y amadas por sus nueras, incluso si hay diferencias de carácter o cultura.

En fechas como el Día de la Madre, es valioso hacer gestos de inclusión: un mensaje, una visita o una llamada pueden convertirse en puentes de sanidad familiar. La pareja puede planificar juntas estas muestras de aprecio, fomentando un espíritu de gratitud mutua y evitando que una de las dos personas se sienta relegada o en conflicto.

Me gustaría recalcar que la armonía familiar no se encuentra, se construye cada día con amor, respeto y la voluntad de entender al otro.

Deseo que en tu familia este Día de la Madre sea una oportunidad para tender puentes, sanar relaciones y celebrar juntas el amor que une a las generaciones.

@drjosegonzalez