El país viene padeciendo, entre otras desgracias, de una ausencia absoluta de autoridad y mando para contrarrestar la avalancha de violencia impuesta por los grupos terroristas, el narcotráfico, el delito común de homicidios, extorsiones, hurtos y de toda clase de delitos, más que todo por esas órdenes emitidas desde la Presidencia desde el principio del mandato de suprimir o eliminar o detener la presencia y actuación de las Fuerzas Militares y la Policía, dizque para ambientar y soportar la Paz Total, un invento que solo nació en la mente de un Presidente que como es guerrillero desconoció el impulso criminal de las fuerzas subversivas que sólo persiguen el poder y el lucro clandestino del producto de la droga.
El anterior Ministro de Defensa pasó sin pena ni gloria por el despacho y siempre el país tuvo la sensación de que no teníamos autoridad y que el crimen estaba ganando la batalla. La llegada del General Pedro Sánchez ha cambiado las cosas y desde el principio, parece haberle planteado al Presidente que la seguridad nacional y el enfrentamiento con las fuerzas delictivas había que rehabilitarlo, confrontarlo y presentarle batalla que es el único idioma que estos sediciosos entienden. Su gesto de pedir la baja del Ejército para no perjudicar a otros Generales más antiguos que él en el escalafón fue noble y altruista y allí está dando la batalla.
Se ha notado desde que Sánchez llegó al Ministerio un repunte valioso e importante en el enfrentamiento a los grupos sediciosos. Las órdenes de captura, la acción de éstas, los resultados, nos muestran hoy a la sociedad civil nuevamente que sí tenemos Ejército y Policía defendiéndonos, que la Armada y la FAC se han involucrado con su apoyo incondicional y que a estas fuerzas rebeldes solo se les puede hablar en el idioma de ellos: ¡con los fusiles funcionando!
Lo que sucede es que en estos dos años y medio los subversivos alcanzaron a remontar mucho camino y ahí lo vemos en los casos lamentables como el Catatumbo, Cauca y sur del Valle, donde está conquistado el delito y la violencia. Pero Sánchez le dijo al Presidente “corrijamos el rumbo” y el rumbo ha cambiado totalmente. Consecuencia inmediata: la ciudadanía siente que ya hay autoridad ejecutante, más tranquila en medio de tantos muertos diarios pero expectante de que poco a poco la situación vaya cambiando. Tenemos la esperanza de que se regrese a los avances del pasado e inclusive que estos pasos adelantados en años anteriores introduzcan nuevamente por lo menos la sensación de que tenemos autoridad, que es el mínimo derecho natural de todo ciudadano planteado orgánicamente en la Constitución Nacional.