No creo que agitar la bandera del M-19 y desenvainar la espada de Bolívar indique que Gustavo Petro esté en el propósito subversivo de lanzar a Colombia por el despeñadero sangriento de otra confrontación armada. No lo imagino, a su edad, como comandante general de un alzamiento. Ya tiene 65 años. Esos ruidosos simbolismos, pienso más bien, buscarían fortalecer su imagen de líder revolucionario, amedrentar a sus opositores, cohesionar a la tropa que le sigue y eclipsar las inconcreciones de su Gobierno, sus reventazones internas y sus episodios de corrupción.
El uso del M-19 por Petro llama la atención porque hay una historia que quizá no se ha divulgado. Por allá en 1995, creo, se comenzó a hablar de reavivar el M-19, que prácticamente había desaparecido con la casi extinción en 1994 de la bancada parlamentaria de la AD M-19 lograda en las elecciones atípicas de octubre de 1991. Con Carlos Alonso Lucio hablamos el tema y él, escéptico, dijo: “Sería como reabrir una fábrica llena de telarañas”. Sin embargo, le deseó buena mar al intento.
Ya Antonio Navarro había sugerido, tras las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente del 9 de diciembre de 1990, en una reunión en Bogotá, prescindir de la marquilla M-19 por las resistencias que despertaba. Con similares argumentos las Farc optaron, supongo, por la denominación Partido Comunes.
Roberto Rosanía, colega y exmilitante como yo del M-19, me contó que él asistió a una reunión preparatoria de la XI Conferencia del movimiento en el Teatro Colón de Bogotá, presidida por Germán Rojas Niño, exmiembro del Comando Superior y cofundador de la exguerrilla. En ese evento, Petro combatió la idea de resucitar el M-19 y el auditorio lo abucheó. “Lo recuerdo como si fuera hoy: anteojos grandes, flaco y mal vestido”, me dijo Rosanía.
En Cali, en el Concejo Municipal, el 30 de octubre de 1996, se efectuó la XI Conferencia del M-19 a la que concurrió Rosanía. Petro reiteró su hostilidad con el unánime rechazo de los asistentes. Una nutrida militancia proclamó a Rojas Niño como nuevo jefe del M-19.
Lo cierto es que el M-19 no alcanzó a levantar cabeza como fuerza electoral y Petro relanzó su carrera política con el movimiento Vía Alterna, luego pasó por el Polo Democrático Independiente y el Polo Democrático Alternativo, más tarde promovió el movimiento Progresistas, con posterioridad Colombia Humana y el Pacto Histórico. Por eso, su exaltación del M-19 y de la espada de Bolívar provoca suspicacia pública.
Petro es un exM-19 sin charreteras superiores que llegó a ser Presidente de la República. Un logro descomunal que habla de su talento político. Sin duda.