Las próximas semanas serán cruciales para el futuro inmediato del país: el Senado deberá decidir si aprueba o no la convocatoria a la consulta popular propuesta por el Gobierno. No se trata de un asunto menor, pues más allá del contenido de la consulta, esta decisión tiene un fuerte componente político-electoral que podría incidir en las elecciones presidenciales del próximo año.
Si el Senado decide no aprobar la consulta, ello tendrá un efecto directo sobre el discurso del Pacto Histórico, que ante una negativa de este tipo podrá reforzar su tesis de que en Colombia el establecimiento y la hegemonía política obstaculizan el cambio que el Gobierno de Gustavo Petro impulsa. Si, por el contrario, se aprueba, el Ejecutivo contará con todos los instrumentos para anticipar la campaña electoral bajo el lema de la consulta popular, que se convertiría en un mecanismo de pre-campaña presidencial financiado con recursos del Estado.
Ambos escenarios plantean problemáticas que trascienden el contenido de las preguntas incluidas en la consulta, muchas de las cuales, además, ya están incorporadas en el régimen laboral colombiano.
El Senado deberá asumir el debate con absoluta seriedad, fundamentar sus argumentos en la realidad laboral y económica del país, y procurar que la decisión que adopte cuente con legitimidad y respaldo social. Para ello, será clave que tanto los medios de comunicación como quienes lideran el debate político aclaren a la ciudadanía las expectativas reales sobre este mecanismo: la consulta popular no implica que sus resultados se traduzcan automáticamente en ley. Para ello, se requeriría un referendo.
Asimismo, los gremios y centros de pensamiento que han manifestado críticas tanto a la reforma como al contenido de la consulta deberán explicar de forma clara los efectos que estas medidas podrían tener sobre el empleo, la informalidad y la economía. Este es un tema de máxima relevancia: no basta con ampliar garantías laborales si ello conlleva un impacto negativo sobre la sostenibilidad económica del país.
La dinámica política que ha comenzado a gestarse en torno a la consulta se resume en la frase pronunciada por el presidente el pasado primero de mayo: “Si votan No a la consulta, el pueblo se levanta y los revoca”. Esta afirmación confronta al Senado con lo que el presidente denomina “el pueblo” —término que, en su discurso, alude principalmente a sus simpatizantes— y, una vez más, desafía el orden constitucional colombiano, que históricamente le ha resultado incómodo.
Esperamos que en los próximos 30 días, mientras se debate la viabilidad de la consulta popular, el Senado actúe con serenidad y sensatez. El país merece un debate amplio, informado y argumentado.
@tatidangond