¿A la desnudez por que le dicen ‘estar en pelota’? Magali Bárcenas Muriel, B/quilla
Pelota viene del francés pelote, que deriva del latín pila ‘pelota’, que también dio pilus ‘pelo’. Erróneamente, hay quienes creen que la locución ‘en pelota’ es alusión a los testículos, y que por eso es exclusiva para hombres. Otros saben que viene de ‘pelo’, y también le dan el sentido de desnudo apoyándose en que un adulto desnudo muestra todos sus pelos. Primero, la expresión era ‘en pelota’, se tratara de una mujer o de un hombre, pero cuando comenzó a escribirse ‘empelota’ surgió la necesidad de masculinizar el término, y, entonces, si “María está empelota, José está empeloto”. La Fundación del Español Urgente dice: “… se emplea ‘empeloto’ o ‘empelota’ según sea masculino o femenino, con el significado de: ‘Que está desnudo’ ”.
Un miembro de mi grupo de trabajo en la universidad dudó de mis aportes porque había consultado Wikipedia… Llanero no Solitario, Bogotá
A Wikipedia se le puede creer. Esta herramienta, como cualquier tratado del saber, entrega noticias de incontables materias en un intento de informar y no de profundizar. Acusada de arbitraria, inconsistente, poco fiable y no pródiga en fuentes que verificar, con ella es muy fácil el vandalismo y el plagio, todo lo cual no obsta para asegurar la utilidad de algo que abarca tanto y lo comunica con inmediatez y facilidad. Las enciclopedias siguen siendo vitales para el saber. En mi experiencia –que revelo con la venia de ustedes–, hasta los quince años solo leía poesía popular o la académica y deslustrada del colegio, y nunca tuve que ver con novelas o ensayos o teatro. Solo hojeaba enciclopedias. En ellas podía hallar los fundamentos de casi todo: los grandes hitos de la literatura, el arte, la historia, la filosofía y la ciencia, es decir, la cultura universal. Las leía porque en mi casa paterna no había otra cosa que leer que no fueran libros de medicina (mi padre era médico) o cuatro enciclopedias. Estas últimas me abrieron las ventanas de la casa para que pudiera asomarme al mundo, y después me abrieron las puertas para que pudiera salir a él. Esos fueron los libros esenciales en el proceso de fascinación que la vida y el arte han ejercido sobre mí. Por lo anterior y por haber sido casi lo único que podía entretenerme en una época en que no había televisión en Barranquilla, a años luz de la aparición de internet, quiero manifestar mi gratitud a las enciclopedias, esos prontuarios del conocimiento que configuraron el asombro que me permitió darme cuenta de que estaba vivo.