Siempre habrá un reto por superar o una dificultad por sobrepasar como ciudad. Barranquilla ha ido paso a paso dándoles soluciones a cada una de las múltiples problemáticas que fueron sinónimo de rezago y que le impedían crecer en todos los aspectos que validan la calidad de vida de un territorio, especialmente de aquellos cuyo tamaño y población demandan satisfacer muchas más necesidades de infraestructura e inversión social.
En materia de conexión vial y carreteras, la capital del Atlántico ha tenido avances inobjetables, pues es evidente que cada vez son más los barrios de las distintas localidades que logran un alto porcentaje de vías pavimentadas que facilitan el acceso del transporte público individual y colectivo. Dicho esto, las dificultades ahora por superar se enfocan en la calidad de ese servicio.
Durante el transcurso de esta semana, en las páginas de esta casa editorial registramos algunas dificultades con Transmetro, sobre todo en las horas pico, por la alta demanda de usuarios, ampliada con la ruta que se habilitó desde el municipio de Malambo, lo que evidenció la congestión y las dificultades de decenas de usuarios para poder abordar algún vehículo en el propio portal de Soledad y, peor aún, en las siguientes estaciones de las troncales de Murillo y Olaya Herrera.
El sistema de transporte masivo reportó que la situación se produjo por algunas fallas técnicas en la operación. Muy a pesar del gran esfuerzo del Distrito de incorporar nuevos vehículos en el último año que han mejorado la experiencia de quienes a diario utilizan Transmetro.
Otra historia es la de los taxis en Barranquilla. Justamente el propio gremio del sector, Sinchotaxis, reconoció en este diario que el 70 % de los vehículos de servicio público individual llevan más de 15 años operando y la gran mayoría de ellos ofrecen una experiencia para olvidar a los usuarios por las fallas mecánicas, la falta de aire acondicionado o el mal estado con el que funcionan, o por la sucieza o apariencia desvencijada de los automotores.
De los 12 mil a 13 mil taxis que circulan en la ciudad más de dos tercios siguen haciéndolo pese a estar fuera del rango de uso permitido por la ley. Ellos lo atribuyen a la disminución de ingresos por cuenta de las alternativas de plataformas digitales y el servicio que ofrecen los vehículos particulares y sobre lo cual el país no ha sido capaz de legislar.
En fin. Barranquilla, que ha avanzado, y mucho, en distintos frentes sociales y económicos, todavía dista mucho de preciarse y sacar pecho por la calidad de su transporte público, ya sea individual o colectivo. La buena noticia es que dentro de los planes de la Alcaldía de Barranquilla está la renovación absoluta del parque automotor del transporte público colectivo y del masivo.
Los primeros buses articulados y padrones con nuevas tecnologías más limpias y amigables con el medio ambiente ya están circulando por las troncales y rutas alimentadoras del Transmetro, en un esfuerzo de la Administración distrital que ha conseguido los recursos de financiación para este propósito.
Solo se puede alcanzar objetivos, pero como acompañado se puede llegar más lejos las empresas de transporte público colectivo de la ciudad se han sintonizado con el propósito general y la visión de ciudad, y a partir de este último trimestre de 2025 estas también pondrán a rodar los primeros 100 buses con tecnología Euro VI en Barranquilla, con una inversión de $50 mil millones. Esto será posible por “factor de calidad”, que es un recurso que se nutre de la tarifa que pagan los usuarios, que por ahora no sufrirá ningún incremento.
El plan contempla adicionar otros 200 vehículos de este tipo en 2026, 250 en 2027 y así hasta reemplazar el 100 % del parque automotor colectivo de la ciudad en un período de nueve años. De la misma forma irán saliendo de circulación los buses que cumplan 20 años de operación, el estimado de vida útil.
Hace falta consolidar la operación del Sibus y así podrá Barranquilla presumir de contar con un servicio público colectivo a la altura de su desarrollo económico, turístico y social. Un buen servicio de transporte urbano es esencial para desestimular el transporte particular y mejorar la movilidad.