(Final de la crónica anterior).
Jamás en la historia del deporte internacional se había presentado un hecho de tanta resonancia como el fallecimiento del boxeador cubano Benny ‘Kid’ Paret, luego de una exhibición increíble en la que el púgil nacido en el Caribe y adoptado en los Estados Unidos, Emile Griffith, sometió a un castigo excesivo que tuvo que traducirse en el fallecimiento del púgil cubano.

Ese fallecimiento, cuarenta y ocho horas más tarde desde que fue internado en un establecimiento hospitalario, produjo una consternación mundial, por la forma como la televisión y la radio transmitieron el round número 12 de una pelea pactada a 15 asaltos, en el que se ve que ya no hay combate, sino una masacre brutal, porque Griffith descargó sobre la humanidad de Paret un total de 26 golpes, sin que este hiciera el menor intento de responder o de protegerse.

La culpabilidad de este hecho se concentró justificadamente en la actitud del réferi Ruby Goldstein, quien en forma por demás inexplicable a ojos del público y de las propias autoridades boxísticas, quedó paralizado mirando aquella desproporción sin que tuviera la menor intervención en el caso.

¿Qué le pasó a ese réferi? El hombre se negó a tener la menor relación con el periodismo deportivo de Nueva York, que lo instaba a dar una explicación de su absurda actitud. La enorme responsabilidad que este tuvo en el combate fue tal que él mismo anunció su retiro definitivo del arbitraje boxístico, anticipándose a la acción que obligadamente tenía que asumir la comisión de boxeo de Nueva York.

Desde luego, como se esperaba cayó encima del boxeo profesional las más fuertes críticas del periodismo deportivo, que incluía las voces que pedían la prohibición definitiva del boxeo.

A este trance se oponían sectores del mismo deporte, quienes aseguraban que el boxeo no era responsable de la insensatez de un árbitro que se negaba a intervenir para suspender tan desproporcionado combate. El nocaut técnico y el fallecimiento del perdedor estremecieron hasta en sus cimientos la conciencia pública del pueblo estadounidense.

En fin de cuentas, además de la prohibición de por vida del réferi, hay que reconocer que las cosas del boxeo siguieron iguales a la época inmediatamente anterior a este desenlace tan trágico.

¿Qué fue de la vida de Emile Griffith? Él permaneció un tiempo más o menos largo sin subir a un ring, pero cuando ya vio calmadas las opiniones por el desenlace de su pelea con Paret, volvió al boxeo, pero no se sabe por qué Griffith no volvió a ser el boxeador agresivo y de puños potentes que solía ser.

Finalmente, Griffith se retiró del boxeo, bajo la sombra de su tragedia con el cubano Benny ‘Kid’ Paret.