Mientras vuelo sobre el Océano Atlántico, después de haber dejado primero a Moscú y después a Frankfurt rumbo a nuestra patria, observo la reunión Putin-Trump en Helsinki por CNN. Putin está tan fresco como en la premiación a Francia como campeona del mundo en su capital rusa, bajo la intensa lluvia y con guardaespalda con paraguas, en la que el mundo le reconoció haber hecho el mejor Mundial de fútbol de la historia. Ahora lo veo face to face con Trump.

Ya no es reunión Trump-Putin sino Putin-Trump. Primero el de moda. Es el ruso con su cara adusta, con su piel como de cera, pero de cerebro rápido y sagaz para vender su buena imagen al mundo. Y esa buena imagen se paseó el domingo por el Estadio Luzhnikí y el lunes por la capital de Finlandia reflejada por la televisión del mundo.

En Luzhnikí el mundo entero tenía sus ojos puestos en la final. Desde la ciudad luz hasta las ciudades apagadas por la indiferencia. La imagen de Putin con Macrón, presidente de Francia, y con Kolinda, la presidenta de Croacia, se paseó por el mundo antes, durante y después de los 90 minutos de juego y durante la premiación pasada por lluvia.

No bien terminó la fiesta, Putin se fue con parte de su gobierno a Helsinki a reunirse con Trump. Debió ser la primera vez en la historia que el ruso estaba por encima del gringo en imagen, realizaciones y percepción del gran público. Esta vez Iván Drago noqueó a Rocky Balboa.

Putin hizo el mejor Mundial de Fútbol de la historia. Los hinchas del mundo llegaron a raudales. Los ingresos por hoteles, restaurantes, turismo, industria y comercio ingresaron en proporción geométrica. El Fan ID fue la mejor fórmula para que no ingresaran indeseables.

Se fueron los equipos ‘favoritos’ y aparecieron Francia, Croacia, Bélgica e Inglaterra. Se marcharon Messi, Cristiano, Lewandoski y Neymar y despuntaron para quedarse Griezmann, Mbappé, Kanté y otros más.

Y también pasó con los técnicos. Se fueron Löw, Tite, Sampaoli y Tabárez. Entonces, Deschamps se reinventó y Dalic, Martínez y Southgate mostraron la esencia original del juego. Es que no se jugó para no perder, sino para ganar.

Putin, entre el domingo de fútbol y el lunes de política, le pegó un repaso a Trump. El ruso tiene mejor imagen que el gringo. Se nota en las encuestas, en las notas de los diarios, y hasta en la forma cómo lo miran los hinchas del fútbol y los analistas de la política. Es que Iván Drago noqueó a Balboa, Putin a Trump y el fútbol a los incrédulos.

Francia ganó el Mundial. Putin convenció al mundo…