Indudablemente es un nuevo síndrome. Jorge Hernán Peláez, mi compañero en Kick Off en el Canal WIN Sports, dice que en la red social Twitter “la gente lee y escucha lo que ellos quieren leer y escuchar y no lo que está escrito o grabado”. Justo acaba de pasar con el famoso comunicado publicado por el médico del Bayern Múnich, Dr. Volker Braun, sobre el caso James Rodríguez. Esta vez hay que agregar a “la gente que lee y escucha” a “los periodistas que leemos y escuchamos”. El viaje del DT Pékerman lo asimilamos a un “viaje oficial” y no a una visita necesaria para conocer el caso de la lesión de cerca. La publicación del Dr. Braun se convirtió en “pacto” o “acuerdo”. Con el paso de las horas el pacto o acuerdo ya estaba firmado por el Bayer y la Federación. La firma del “documento” prohibía ya a James jugar ante Venezuela. Más tarde le agregamos que tampoco estaba autorizado para viajar a San Cristóbal. Y en las redes se volvió viral “el pacto”, “el acuerdo”, “el documento firmado”, “James no viaja” y aparecieron los famosos sondeos de opinión “si James no viaja ni juega quién cree usted que podrá reemplazarlo”. Del Twitter, a la prensa, a las agencias internacionales que hicieron eco, y ya íbamos porque”de pronto” James tampoco jugaría ante los brasileros.
La mañana del martes, René Whedeking sentenció en Kick Off de WIN Sports que “no era cierto que el pacto o documento existiera, que él había hecho la investigación sobre el tema y confirmó que era solo “una suposición” pero que no era real, que James viajaría a Venezuela y que no era cierto que estaba inhabilitado para hacerlo”. Entonces, estalló otra guerra mediática.
Los que tildaban de “irresponsables a Pékerman y la Federación” y los que señalamos que el tal “pacto o acuerdo” jamás existió. La polarización adquirió su máxima expresión cuando José Hugo Illera le preguntó al AT Patricio Camps sobre el tema y éste respondió que pactos no había, que James estaba bastante recuperado, y no estaba descartado para el juego vs. Venezuela.
En La Polémica, Iván Mejía y yo tuvimos posiciones encontradas sobre el tema y el intercambio de pareceres se volvió candente. En las redes igual. Para entonces ya había averiguado por mi parte y las fuentes de la Federación negaron que el “pacto” o “acuerdo” existiera.
No cabía duda que la rueda de prensa del DT Pékerman iba a dar claridad sobre el tema. Tanto, que en la primera pregunta de la ronda, Eduardo Ahumada le espetó al técnico nacional “si James jugaría ante Venezuela”. Pékerman dijo “si contesto esa pregunta se termina la rueda de prensa” y se echó a reír.
Acto seguido explicó todo. Que no existía ni el tal pacto, ni el tal acuerdo. Que él es el técnico de Colombia y lucha por los intereses de Colombia. Que cuando los jugadores llegan en fechas FIFA a las selecciones pertenecen a las selecciones y no a sus equipos y que eso está escrito en los reglamentos de FIFA. Remató, además, que James viajaría (lo había anticipado Camps) y si estaba bien jugaría.
Sólo entonces, Juan Felipe Cadavid publicó un pedacito del famoso comunicado del Dr. Braun que no habíamos ni leído, ni detallado, y que hubiera evitado la guerra mediática desatada. Comenzando el segundo párrafo dice claramente: “Pero el jugador del Bayern de Múnich no podrá jugar el primero de los partidos bajo ninguna circunstancia. Esta es la conclusión del estudio llevado a cabo por el médico del Bayern, Dr. Volker Braun, y así está hablado con el jugador colombiano”.
Clarito, no existió el famoso pacto o acuerdo. El Dr. Braun aseveró, desde el comienzo, que la idea que James no jugara ante Venezuela fue una conclusión de él hablada con el jugador colombiano.
El jugador colombiano es James. No Pékerman. El mismo Pékerman dijo en la rueda de prensa que se reunió con Carlo Ancelotti, DT Bayern Múnich, para intercambiar información sobre el tema del volante 10 de nuestra selección. Tuvo, entre otras cosas, palabras elogiosas para el técnico italiano.
Y cuento acabao. Que existe un nuevo síndrome producto del Twitter no cabe duda…