El viernes se cumplieron 50 años de la muerte de Pedro Castro Monsalvo y si bien la actual generación desconoce su importancia, repite su nombre en muchos de los cantos que lo mencionan, comenzando por una de las primeras composiciones de la música vallenata: Compa´eChipuco. Castro acababa de cruzar los treinta años cuando pasó a hacer parte del Olimpo vallenato: “Soy vallenato de verdad, no creo en cuentos no creo en ná, solamente en Pedro Castro, en santo Eccehomo y nada má”. Una tierra tan entregada al catolicismo, de repente compartió el podio de su santo patrono con el de su santo patrón.
Pedro Castro era el patrón de la región. Y lo era en buenos términos: se le quería y se le admiraba luego de haberse convertido en el segundo gobernador del Magdalena nacido en Valledupar. El otro fue Ciro Pupo Martínez. Esta es la historia: en su afán por arrastrar la “civilización” hasta la tierra que vio nacer a su madre Rosario Pumarejo, Alfonso López Pumarejo nombró a Pupo Martínez gobernador del Magdalena. Pero el presidente recibió quejas de labios de Alberto Lleras, su ministro de Gobierno. En apariencia, la situación seguía igual de mal en Valledupar. López recordó que en la visita al pueblo varios años atrás había llamado su atención la inteligencia de un muchacho que aun vestía pantalones cortos. Lleras le confirmó que su nombre era Pedro Castro Monsalvo. El presidente lo mandó a llamar a Bogotá. A su regreso, el joven de 33 años era el nuevo gobernador de Magdalena.
Castro centró su mandato en seis grandes obras: el traslado de las oficinas de la Zona de Carreteras de Riohacha a Valledupar, más la construcción del aeropuerto (el mismo de hoy), el Colegio Loperena, la Escuela de Artes y Oficios, la Granja Ganadera y el hospital, que también se conserva. De la gobernación saltó al Ministerio de Comunicaciones en la segunda administración de López Pumarejo, y luego a la cartera de Agricultura bajo el mando de Ospina Pérez en el gobierno de unidad nacional convocado tras el asesinato de Gaitán, un ministerio fuertemente criticado por los liberales de base que se oponían a que el partido participara en un régimen “manchado de sangre”.
Siendo ministro de Agricultura creó la ley de absorción obligatoria de los productos nacionales, entre ellos el algodón. A Castro se le debe la única bonanza legal que ha tenido la región. Pero no solo en eso fue visionario. A pesar de ser el político vallenato más importante de todos los tiempos, se opuso firmemente a la creación del departamento del Cesar. Decía que la región carecía de líderes, que no había nombres para sacarlo adelante. Los vallenatos rechazaban el incremento de casos de corrupción, cada vez más escandalosos, en el Magdalena. Castro temía que el Cesar ahondara en la corrupción. No se equivocó: basta ver a los políticos, que no líderes, cesarences de hoy (y ni hablar de los de La Guajira, el otro departamento que nació del Magdalena por igual razón).
@sanchezbaute