Laura Sarabia llegó a la campaña del hoy presidente Gustavo Petro de la mano del hoy ministro del Interior, Armando Benedetti, de quien fue asesora en el Congreso. De repente, en el Gobierno se convirtió en la mano derecha del jefe de Estado e incluso en su interlocutora con el gabinete, hasta que estalló el agrio enfrentamiento con su antiguo jefe, con señalamientos incluso de posibles anomalías en la financiación de la campaña, lo que la fue alejando de la Casa de Nariño en diversos cargos y, sin embargo, fue ungida este año como canciller, uno de los cargos más poderosos en cualquier gobierno. Su pecado final: el primer “no” a Petro, además, en el terco asunto del lío de la empresa con la hegemonía de los pasaportes y las elecciones.
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Sarabia, en medio de su accidentado tránsito por el Ejecutivo, sobrevivió a peleas con medio gabinete y a la guerra con Benedetti, fue la persona con más poder en Palacio luego de Petro.
Empezó coordinando con Benedetti en la campaña los viajes, destinos, hoteles, rutinas, recorridos y alianzas. Luego, en la Presidencia, les pedía explicaciones y resultados a los ministros y les informó incluso que iban a dejar el gabinete, como en el caso de Cecilia López, Alejandro Gaviria y José Antonio Ocampo. Hasta que estalló su primer escándalo: su exniñera Marelbys Meza, acusada de haberle robado a Sarabia alrededor de $30 millones en dólares de su apartamento y documentos del Gobierno en un maletín, por lo que la seguridad de Palacio, en un acto señalado de ilegal, la llevó a un polígrafo y fue además incluida en un falso expediente del Clan del Golfo para poder interceptarla ilegalmente.
El segundo escándalo se produjo cuando la revista Semana publicó casi dos horas de grabaciones entre Benedetti, quien quería ser ministro del Interior y solo tenía un cargo diplomático, y Sarabia: “Nos caemos todos y vamos presos, yo hice 100 reuniones y conseguí 15.000 millones en campaña. Si no es por mí no ganan, o es que quieren que diga, hp, quién fue el que puso la plata (sic)”, dijo el entonces embajador en Venezuela entre otros insultos a Sarabia, jefa de despacho.
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También el hermano de la excanciller, Andrés Sarabia, empezó a tocar las puertas de entidades públicas y a llevar amigos empresarios para relacionarlos con algunos directivos.
Por decisión de Petro, Benedetti y Sarabia salieron del Gobierno, pero los dos regresaron poco tiempo después. Sarabia como directora de Prosperidad Social, y luego del Departamento Administrativo de la Presidencia, Dapre; y Benedetti como embajador ante la FAO de Naciones Unidas en Roma. Posteriormente, Benedetti volvería a Bogotá tras dejar Roma y pasar unos días de rehabilitación en México, tras admitir que era adicto a las drogas. Llegó como asesor político de Petro y le volvió a hablar a oído. Sarabia llegó a la Cancillería, en lo que se pensó que era un premio, pero solo duró cinco meses como la canciller más joven en la historia de Colombia: con 30 años de edad.
En febrero pasado, la vicepresidenta Francia Márquez -señalada dentro del presunto complot golpista del excanciller Álvaro Leyva- dijo en el primer consejo de ministros televisado sobre Sarabia: “No me parece en este Gobierno las actitudes de Laura Sarabia con nosotros, conmigo, que me ha tocado decirle: ‘Respéteme, que soy la vicepresidenta’”.
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Entre tanto, Sarabia entregaba en abril a la Fiscalía pruebas contra Benedetti sobre un presunto maltrato a la esposa cuando fue diplomático: “En mi última declaración a la Fiscalía entregué audios y conversaciones con Armando Benedetti, incluso audios que no han sido conocidos por la opinión pública. Le he pedido a la Fiscalía escucharme en los próximos días para ampliar la investigación”.
Luego, Petro desautorizó a su canciller en no pocas ocasiones: primero, en el reconocimiento de Sarabia al presidente Daniel Noboa en Ecuador y luego cuando la ministra convocó la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores por el acuerdo de la Ruta de la Seda con China.
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El punto final fue el lío de los pasaportes, por el que fue destituido Leyva, y en el que Sarabia anunció que habría una declaración de urgencia manifiesta para que Thomas Greg & Sons asumiera por 11 meses más la producción de las libretas, debido a que no estaba lista la gestión para que Portugal trasladara desde septiembre próximo a la Imprenta Nacional las capacidades técnicas, tecnológicas y de infraestructura para elaborar el documento.
Pero el entrante jefe de despacho, Alfredo Saade, dijo que sí sería suscrito el convenio con Portugal, al parecer sin tener el tiempo requerido para que el traspaso de capacidades se haga sin contratiempos. Sarabia le había advertido a Petro hace algunos días en la conferencia de la ONU sobre la financiación para el desarrollo en Sevilla, España, que renunciaría si seguían con la idea de los pasaportes a contrarreloj, pero el mandatario hizo caso omiso, por lo que el desenlace fue el de la dimisión de la funcionaria que llegó a ser la segunda más poderosa de Palacio en una vertiginosa carrera en el Gobierno.