Compartir:

Definitivamente no hay paz ni entre los expresidentes colombianos, afortunadamente la mayoría están muertos, de lo contrario la pelotera sería más grande. Andrés Pastrana Arango con su libro Memorias olvidadas, ha sido el encargado en esta oportunidad de revolver el agua, al asegurar que César Gaviria Trujillo, presidente para la época, sabía de aportes del narcotráfico a la campaña del entonces candidato Ernesto Samper Pizano.

De contera publica una carta de fecha junio 12 de 2000, donde los hermanos Rodríguez Orejuela reconocen “que se equivocaron en contribuirles a Samper y a sus inmediatos colaboradores con el dinero para su campaña presidencial”. El expresidente Pastrana titula este capítulo “La prueba reina”, y llama a Gaviria “el eslabón perdido del Proceso 8.000”. Preocupa, como simple espectador de la pelea, que esta carta la haya mantenido Pastrana en reserva por trece años, si tenemos en cuenta que de estas afirmaciones pudieron derivarse consecuencias penales de mucha transcendencia. La carta lleva la firma de los dos hermanos caleños.

Pastrana asegura también que siempre sospechó que “el gobierno Gaviria conocía de los narcocasetes antes de que él los presentara en Palacio de Nariño, y que muchos directores de medios de comunicación los recibieron (enviados anónimamente por el propio Pastrana) y se abstuvieron de revelarlos en sus noticieros y periódicos, con la única excepción de 24 Horas y su directora, Diana Sofía Giraldo”.

Vale la pena resaltar “muchos directores de medios de comunicación”, ya que sería de mucha importancia que el expresidente individualice sus afirmaciones, porque ya el expresidente Gaviria lo trató de “mitómano redomado y loco de atar”, en declaraciones del fin de semana al periodista Yamid Amat. Ahora falta que el expresidente Samper, con la ironía que lo caracteriza, lance sus dardos y que el expresidente Uribe, también tocado en el libro, repique con sus trinos.

Samuel Muñoz Muñoz

samuz@hotmail.es