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Hace once años Eduardo León viajó de Venezuela a Barranquilla y lo primero que observó, cuando el avión estaba aterrizando, fueron miles de casas de techos con asbesto. Los años trabajando en construcción le otorgaron la habilidad de identificar este material, incluso, desde distancias.

Tenía claro lo que significaba la presencia del asbesto en un hogar o en un sitio de trabajo: enfermedad a largo plazo. Por ende, tomó la decisión de empezar la campaña ‘Barranquilla sin asbesto’, la cual se propone concientizar sobre los daños de la exposición constante a esta fibra mineral, a través de socializaciones a empresas y publicaciones en Instagram.

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El contador público y director general de la compañía CER Ingeniería SAS relató que, en medio de un recorrido por la ciudad, encontró que varios sectores contienen asbesto en sus hogares.

El experto identificó este material en la gran mayoría de barrios de los primeros cuatro estratos, y en el norte, por su lado, conoció que es menos frecuente, ya que predominan tejas de cemento y edificios de concreto.

“En Colombia se produjo asbesto hasta que, en 2019, un juez de Bogotá ordenó que no se fabricara más, bajo pena de cárcel. Ahora bien, cualquier techo adquirido antes de 2019, con 99,9% de seguridad, tiene asbesto”, aseveró León a esta casa editorial.

Desafortunadamente, el avance de estudios que establezcan un panorama sobre la presencia del asbesto en Barranquilla y el Atlántico es poco notorio.

Es por eso que León insta a que se deben realizar más campañas de sensibilización dirigidas a la comunidad y a los dirigentes, ya que la presencia de este material es, a pesar de todo, latente en el territorio e incluso en todo el país a pesar de estar constitucionalmente prohibido.

Una enfermedad sigilosa

En una investigación de la Pan American Journal Of Public Health, denominada ‘Mesotelioma maligno en Colombia: carga de enfermedad, panorama general e índice sociodemográfico subnacional, 2015-2020’ (2023), se conoció que el asbesto está compuesto de fibras minerales que se encuentran en la naturaleza y que se utiliza, desde un principio, para fines industriales, automotriz y textil debido a su resistencia y estabilidad química.

El texto documentó que fue en 1964 cuando, en medio de la conferencia mundial sobre los efectos biológicos del amianto, se expuso la “acción cancerígena de este material”. Y nueve años más tarde, en 1973, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) “clasificó todos los tipos de asbesto como carcinógenos para los seres humanos”.

La problemática con el asbesto, contó Eduardo, es que lo componen fibras muy pequeñas que pueden ingresar al cuerpo humano por las vías respiratorias. También existen casos en los que pueden ingerirse a través del agua, ya que se usaban tuberías con asbesto para transportar agua potable.

De esta forma, las fibras se adhieren a la cubierta del pulmón y generan asbestosis y cáncer de pulmón.

“Imagine un globo de fiesta. Hoy lo llena con toda su capacidad pulmonar, pero todos los días le pone una gotita de pegamento. Al cabo de dos años, con cientos de gotas, la elasticidad del globo ya no será la misma. Eso ocurre con los pulmones en la asbestosis”, explicó León.

Precisamente, Karen Gonzáles, médica internista residente en Oncología, explicó que la asbestosis es una fibrosis pulmonar que empieza a manifestarse luego de 10 años de exposición prolongada al material.

Los pacientes presentan síntomas como tos, dificultad respiratoria y expectoraciones con sangre. Por otro lado, señaló que para que se presente el riesgo de cáncer de pulmón se necesita exponerse al material más de 15 años.

“En Colombia, las zonas en donde más se ha documentado la abestosis son la región Andina, sobre todo en Cundinamarca y también en Valle del Cauca. Incluso han llegado pacientes con mesotelioma maligno, que es el tipo de cáncer de pulmón que está asociado a la asbestosis”, expuso Gonzáles.

Cifras nacionales

Pese a que en el departamento existen pocos estudios sobre la exposición del asbesto, en otros sectores del Caribe se han hecho investigaciones. La Universidad de Cartagena, a través del trabajo ‘El asbesto en Colombia: una investigación sobre sus impactos y desafíos’, reveló que en las áreas urbanas y en las regiones Andina y caribeña de Colombia se reportó la frecuencia más alta de personas atendidas por asbestosis entre los periodos 2010-2014 y 2015- 2019.

“Estas regiones geopolíticas albergan, asimismo, las ciudades con mayor crecimiento demográfico e industrial, factores que impulsaron la migración interna hacia los centros urbanos principales e influyeron en el nivel de urbanización”, expusieron en el informe.

En esta misma línea, dieron a conocer que la población mayormente atendida pertenecía a la región Andina en ambos periodos de estudio, y le siguen la región Caribe y el Pacífico. También identificaron conglomerados de personas que recibieron diagnóstico de asbestosis en el Atlántico, Sucre y Córdoba; Valle del Cauca, Antioquia, Caldas y Cundinamarca; Bolívar, Magdalena, Santander, Quindío y Boyacá.

Por otro lado, también encontraron que, entre los periodos 2010-2014 y 2015- 2019, Colombia aumentó significativamente la frecuencia de pacientes atendidos por asbestosis, pasando de 2.2 a 3.14 casos por millón de personas tratadas en el sistema de salud.

Durante el 2010 y 2014, la mitad de las personas atendidas por asbestosis eran personas de 27 a 59 años, un tercio en personas mayores y lo restante se distribuyó en pacientes de 15 a 26 años. No obstante, los autores observaron que, a medida que la población envejecía, la mitad de los atendidos eran personas mayores.

Asimismo, identificaron que en ambos periodos de tiempo, cuatro de cinco personas atendidas por asbestosis eran hombres.

La falta de compromiso

Tal como se ha mencionado, en el 2019 se prohibió el uso del asbesto en Colombia, no obstante, su reglamentación sigue pendiente. En efecto, la norma entró en vigor en el 2021 y le dio un plazo al Gobierno para que creara una política pública de sustitución y manejo de asbesto instalado. Sin embargo, el Ministerio de Ambiente no cumplió con dicho mandato y trasladó dicha responsabilidad a la Dirección Nacional de Planeación en el año 2024.

“Podemos hablar de dos gobiernos ubicados en orillas ideológicas diferentes y, sin embargo, el resultado para los colombianos es el mismo: no tenemos normas claras, ni una ruta clara en el tema del asbesto instalado”, explicó Guillermo Guzmán, director Fundación Colombia Libre de Asbesto, a EL HERALDO.

Asimismo, calificó como preocupante la falta de hoja de ruta.

“Nos hacemos preguntas: “Yo tengo tejas de asbesto-cemento en mi casa; tengo tanques de asbesto-cemento en mi casa. ¿Cómo hago? ¿Qué hago? ¿Cuál es el procedimiento a seguir?”. Y no hay herramientas. Ese es un tema que no es complejo, pero sí requiere un paso a paso que el gobierno debe formular, y en este momento eso no existe. Es bastante preocupante”, finalizó.

Los pilares para construir una política pública de sustitución del asbesto

Guillermo Villamizar indicó que, desde la Fundación Colombia Libre de Asbesto, se consultaron países como el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, quienes tienen una experiencia de 40 años lidiando con la problemática. Precisamente con la Asbestos Safety and Silica Evacuation Agency (ASSEA) realizaron una cartilla para el manejo del material en los ciudadanos.

Además, la fundación planteó diez pilares para crear una política pública robusta, que incluyen crear un marco institucional y reglamentario, liderado por la Dirección Nacional de Planeación (DNP), con la participación de los ministerios. Por otro lado, se debe hacer un estudio minucioso de las normas anteriores a la Ley 1968 y crear un nuevo ámbito jurídico. También instan a establecer supervisión y la reocupación de los espacios; realizar una gestión ambiental y disposición final segura de los empaques que se utilizan, el transporte y disposición del asbesto instalado; incluir la participación ciudadana, y establecer un proceso de financiación.

Posibles materiales para reemplazarlo

Frente a la posibilidad de sustituir el material en el mercado, el geólogo Nelson Rangel indicó que la Organización Mundial de Salud advierte que algunos sustitutos fibrosos también pueden implicar riesgo, por lo que considera necesario hacer una evaluación caso por caso.

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“Los sustitutos del asbesto varían según la aplicación, pero existen alternativas dependiendo del sector. En construcción, por ejemplo, las cubiertas y láminas pueden reemplazarse por fibrocemento sin asbesto reforzado con fibras de celulosa, PVA o PP, así como por tejas metálicas, cerámicas o de PVC”, indicó.