
Tras 20 años de crisis, el sector algodonero renace en el Cesar. Atrás quedaron lo problemas por la apertura económica, las plagas y la caída de créditos, que en un momento determinado erradicaron esta practica en la región.
De las escasas tres mil hectáreas que se cultivaron el año pasado, el Cesar pasa en esta vigencia, aún en proceso de siembra, a más de ocho mil y podría alcanzar las 12 mil, incluyendo el sur de La Guajira, señaló el gerente de la firma Agricaribe, Jorge Eliécer Quintero, que opera como integrador de las áreas algodoneras en la zona, donde además la entidad cuenta con una desmotadora en el municipio de San Diego.
'La gente ha vuelto a mirar el algodón como alternativa de producción por varios motivos, uno de ellos es que es el único producto que tiene un precio mínimo de sostenibilidad tasado en 5 millones 185 mil pesos la tonelada y la absorción garantizada por la industria nacional', indicó Quintero.
Pero quizás lo más importante para esta reactivación es el uso de semillas transgénicas, resistibles al glifosato, que han permitido que las siembras no sólo crezcan en una tierra apta para el cultivo, sino libre de plagas que en el pasado generaron un problema fitosanitario que afectó gravemente a la fibra. 'Tenemos tres veces más las áreas del año pasado, estamos hablando de un producto que tiene todas las posibilidades de masificarse; están las tierras, los productores, las desmotadoras y precios favorables; entonces es hora que quienes aún no se deciden regresen a la siembra y reconviertan las áreas agrícolas para cultivar algodón', precisó.
Sin embargo, reconoció que 'el cuello de botella' para que el algodón vuelva a ocupar inmensos territorios en el Cesar, sigue siendo el sistema financiero. 'El Banco Agrario es completamente obsoleto en su manejo y el gobierno parece no querer meterle dinero para los productores, pero motivación para cultivar existe', indicó.
El renacer del algodón ofrece desde ya alternativas de empleo en el campo, lo que hace que la gente retorne a las áreas de producción. Cada hectárea sembrada representa un empleo directo, lo que equivale a más de 8 mil trabajadores, con relación a la tierra sembrada.
El optimismo frente al resurgimiento del otrora ‘oro blanco’ es tal que se está pensando en hacer exportaciones y reposicionar el producto en los mercados internacionales, tal como sucedió en el pasado cuando el Cesar alcanzó más de 100 mil hectáreas ‘forradas’ de blanco y se convirtió en una de las principales despensas del país y del mundo.
La presidenta de Conalgodón, Luz Amparo Fonseca, se reunió en Valledupar con agricultores de la región e igualmente insistió en regresar al cultivo. 'Se dan todas las condiciones para sacar una cosecha exitosa con tierra, tradición, tecnología y apoyo del Gobierno'.
Por Redacción Valledupar





















