¡Qué falta hace Miguel Borja! El original goleador no se ha podido reemplazar. No hay quien meta un gol en Junior. Solo el volante Juan David Rodríguez ha emitido el anhelado grito (dos veces) en las cuatro fechas que van de la Liga.
Los ‘Tiburones’ nuevamente carecieron de dientes para hacer daño en el área contraria y cedieron dos puntos valiosos en casa al empatar 0-0 ante Tolima, este domingo en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez.
Segunda igualdad consecutiva sin anotaciones. Ya había terminado 0-0 ante Medellín en el Atanasio.
El comienzo fue alentador. Ilusionaba, prometía. Junior jugó 15 minutos a todo ritmo. Ya sin los tres zagueros en el fondo, con el equipo más organizado y con roles más claros, se apreció fluidez, armonía y avances en el toque.
Con mucha velocidad y chispa, la que brindaban Fredy Hinestroza, Luis ‘Cariaco’ González y, sobre todo, Edwuin Cetré, que estaba encendido, el anfitrión profundizaba y sometía a un Tolima, que suele ser un hueso duro de roer.
Cetré, enchufado y muy participativo, protagonizó las dos mejores opciones en el primer tiempo. Un remate suyo jugueteó y rebotó entre el palo y la espalda del arquero Álvaro Montero. Increíblemente el esférico no ingresó al arco.
En la segundo chance del atacante faltó un poco de tiza al guayo para precisar el tiro. El balón se perdió por muy poco.
La alegría y dinámica que impuso Junior en los primeros 15 minutos se fue desinflando.
Tolima se acomodó, ajustó marcas y frustró los intentos locales. Varias veces con pierna fuerte y pequeñas infracciones que cortaban el ritmo.
Sebastián Viera, que volvía al arco tiburón tras cumplir sus tres fechas de sanción, tenía más trabajo con los pies que con las manos. Los ‘Pijaos’, que no alinearon a Jáminton Campaz, quien podría marcharse al fútbol brasileño, solo contaron con un par de acercamientos aislados de Anderson Plata que no hallaron rematador.
Había disposición e intenciones de los dirigidos por Luis Amaranto Perea, pero ya no se gozaba de la nitidez y coordinación del inicio.
Aparte, su único delantero de área era totalmente inofensivo. Cristian Martínez, tal como ha acontecido desde que tiene la rojiblanca puesta, no se sintió. No se mostró, no participó. No ganó en fuerza ni en desmarque, y mucho menos en habilidad y velocidad.
Impotentes y tristes, al no poder hacer valer sus argumentos ofensivos con finales felices, se fueron los rojiblancos al descanso.
De poco y nada sirvió la charla en el camerino. Junior mantuvo la falta de ingenio, de desequilibro y penetración.
Demoró demasiado Luis Amaranto Perea en percatarse de que Cristian Martínez no le ofrecía absolutamente a su plan de ataque.
La entrada de José Muñoz en lugar de Larry Vásquez brindó precisión y practicidad en los pases y la de Carmelo Valencia en lugar de Martínez sumó un hombre en la ofensiva. Al menos corría y hacía diagonales. Se hizo notar.
De todas formas no fue suficiente para taladrar la rocosa defensiva del visitante, que manejó el segundo periodo sin mucho estrés.
Los ingresos de Marlon Piedrahita y Fabián Sambueza tampoco fueron suficientes para solucionar la oscuridad en el medio y la sequía en la delantera.
En el epílogo del juego, Tolima pudo llevarse el triunfo si Juan Fernando Caicedo y Ánderson Plata definen con más tino varios de los contragolpes que propiciaron.
Junior, especialmente Perea y Martínez, terminaron chiflados e insultados por una buena cantidad de hinchas de la tribuna de occidental. Todos frustrados porque no hubo ni creación ni goles.