
La Ley del Montes | Sin coaliciones no hay futuro
El próximo presidente de Colombia saldrá de los acuerdos entre varios partidos y movimientos políticos.
El próximo año será el de las grandes coaliciones políticas. A diferencia de lo que ha ocurrido en las últimas elecciones, donde los presidentes llegaron a la Casa de Nariño con el respaldo de un partido mayoritario, como sucedió con el Centro Democrático en el caso de Álvaro Uribe e Iván Duque, y del partido de La U con Juan Manuel Santos, el próximo presidente de Colombia será producto de un gran acuerdo político y electoral.
El desgaste de los partidos políticos, tanto históricos como recientes, los llevó a una condición de debilidad que hace imposible que alguno de ellos tenga el músculo electoral suficiente para llegar sin alianzas a la Casa de Nariño. La realidad política indica hoy que la única posibilidad de triunfo y hasta de supervivencia electoral está en la conformación de coaliciones electorales.
En el caso de los movimientos de izquierda democrática, por ejemplo, el llamado Pacto Histórico es la gran coalición que busca llevar a Gustavo Petro a la Presidencia, quien deberá derrotar a los demás aspirantes, entre ellos Roy Barreras, Luis Fernando Velasco y Francia Márquez.
El triunfo de Petro en marzo –cuando se haga la consulta para escoger el candidato presidencial– se da por descontado, pues ninguno de sus contendores tiene su capacidad de movilización electoral. Para decirlo en términos coloquiales: en esa pelea Petro es el toche y los demás son las guayabas maduras.
Los partidos y movimientos de centro, por su parte, también están buscando acuerdos que les permitan conformar una gran coalición no solo para las presidenciales, sino también para las parlamentarias de marzo, donde jugaría un papel fundamental el exministro Humberto De la Calle, quien sería la cabeza de lista al Senado de esa gran coalición de centro izquierda.
Hacia esa dirección apuntan los más recientes movimientos de Sergio Fajardo, así como los de Alejandro Gaviria, quienes consideran –con razón– que la única posibilidad de éxito que tiene el centro político es la unión. Un centro dividido es fácilmente derrotable.
Por los lados de la centro derecha las fichas también se mueven en la búsqueda de acuerdos políticos que permitan tener candidatos fuertes tanto en las parlamentarias de marzo, como en las presidenciales de mayo.
El próximo 22 de noviembre se sabrá el nombre de quién será el candidato o candidata del Centro Democrático a la Presidencia y una semana más tarde la convención del partido hará su proclamación. Es muy probable que dicho partido acuerde con los conservadores –que acaban de escoger como candidato al senador cordobés David Barguil– tener un único aspirante a la Presidencia.
Otros aspirantes, como Federico Gutiérrez, Enrique Peñaloza, Rodolfo Hernández y Juan Carlos Echeverry, siguen adelante con sus “candidaturas independientes”, pero sin duda alguna todas ellas terminarán sumándose a las coaliciones que se están conformando. Mantener “candidaturas independientes” en las actuales circunstancias, soportadas en firmas de ciudadanos y alejadas de los partidos y movimientos políticos, es una quimera y tanto como un suicidio electoral.
El caso de Alejandro Gaviria es distinto. Aunque está recogiendo firmas por todo el país, cuenta con el respaldo irrestricto e incondicional del sector gavirista del Partido Liberal. De hecho, el apoyo público y notorio del expresidente César Gaviria a Alejandro Gaviria ha sido motivo de malestar e inconformidad de los precandidatos disciplinados del partido, entre ellos el exgobernador Eduardo Verano, quienes consideran que la campaña debe darse en igualdad de condiciones. Pero, además, ese respaldo también ha sido objeto de duros señalamientos por parte de líderes de la Coalición de la Esperanza, entre ellos el propio Fajardo.
Tampoco se sabe cuál camino tomará el Nuevo Liberalismo –que acaba de recuperar su personería jurídica– tanto para las parlamentarias de marzo como para las presidenciales de mayo. De cualquier manera, una apuesta en solitario en cabeza de Juan Manuel Galán tendría grandes posibilidades de fracasar. No es momento de aventuras electorales que solo traerían frustraciones personales y colectivas.
¿Cómo pintan las coaliciones políticas y electorales del próximo año?
Esta semana se sabrá el nombre del candidato o candidata del Centro Democrático a la Presidencia. Los nombres con mayor respaldo son los de María Fernanda Cabal, Óscar Iván Zuluaga y Rafael Nieto. En la baraja también están la senadora Paloma Valencia y el exgobernador Alirio Barrera. La senadora Cabal ha logrado despertar el “fervor uribista” en las bases del partido con un discurso frentero, directo y sin filtros. En momentos en que tanto el expresidente Uribe como el uribismo han sido muy golpeados, la figura de María Fernanda Cabal le inyectó nuevos bríos a esa colectividad, tanto que se ha convertido en la vedette de la actual campaña presidencial. Zuluaga y Nieto también apuestan por mantener vigente el legado del expresidente Uribe, aunque sin el carisma de Cabal. Todo parece indicar que el candidato del Centro Democrático tendría que medir fuerzas con David Barguil, aspirante conservador y –seguramente– con Fico Gutiérrez, para definir el aspirante de esa coalición. Es evidente que teniendo un candidato sólido y con posibilidades de éxito ello les permitiría negociar en muy buenas condiciones su encuentro con las otras coaliciones que enfrentarían a Petro en segunda vuelta. Igual pasaría con Cambio Radical y el Partido de La U, quienes también se sumarían a esta gran coalición “antipetrista”.

Aunque el número de indecisos y de votantes en blanco muestran cifras superiores al 60 por ciento en las encuestas, el candidato que puntea todos los sondeos es Gustavo Petro, quien es la carta más fuerte de la coalición de la izquierda democrática conocida como el Pacto Histórico. Petro es inderrotable dentro de dicha coalición. El candidato de Colombia Humana será, pues, el aspirante presidencial del Pacto Histórico en marzo, luego de barrer a sus rivales, quienes se disputarían el premio seco de ser su fórmula vicepresidencial. Podría ser Roy Barreras, Luis Fernando Velasco, Francia Márquez o cualquiera de los demás integrantes del Pacto Histórico que ocupe el segundo lugar. En realidad, la preocupación de Petro no es derrotar a sus rivales del Pacto Histórico. Su apuesta es tener listas muy fuertes en marzo para llevar al Congreso de la República y tratar de ganar en primera vuelta en mayo, algo que luce muy lejano hoy. Esa es la razón por la cual está recibiendo en sus filas a políticos de todos los pelambres, inclusive algunos investigados por la justicia. La aceptación de varios de ellos –muchos sin ninguna trayectoria dentro de la Colombia Humana– ha producido fisuras en la coalición. Pese a ello, Petro mantiene su apuesta de ganar en primera vuelta sin importar el precio político que tenga que pagar.
La única manera de derrotar a Gustavo Petro en segunda vuelta es mediante la conformación de una gran coalición electoral de la que hagan parte diversos partidos y movimientos del centro político nacional. Un centro dividido tiene pocas posibilidades de pasar a segunda vuelta. En cualquier otro escenario, el ex alcalde de Bogotá arrasaría. La gran coalición que se conformaría sería –obviamente– para gobernar. Pero para poder gobernar, primero tienen que derrotar a Petro. Punto. A esa gran coalición de centro deberían sumarse en la segunda vuelta tanto los candidatos de la centro derecha, como los de la centro izquierda, que no se identifican ni con la visión de país, ni con el estilo de gobierno de Petro. Asumir posturas intransigentes y radicales –basadas en resentimientos o en una supuesta superioridad moral– sólo serviría para espantar a quienes podrían ser fundamentales para consolidar un triunfo en la segunda vuelta. Las elecciones se ganan con votos y son ellos los que definen quiénes gobiernan y quienes no.
No es tiempo de “llaneros solitarios”. Una apuesta en ese sentido, como la plantean los exalcaldes Rodolfo Hernández y Federico Gutiérrez, tiene pocas probabilidades de éxito. Aunque ambos aparecen bien posicionados en las encuestas –pero muy lejos de Petro– lo cierto es que tanto Hernández como Gutiérrez terminarían en algunas de las coaliciones. Hernández –para sorpresa de muchos– dejó ver su talante petrista durante el debate de la Revista Semana. De hecho, después de ese encuentro, algunos de los asistentes se refirieron al ex alcalde de Bucaramanga como el “candidato petrista”. En una situación similar, pero en la otra orilla, está Federico ‘Fico’ Gutiérrez, quien cuenta con simpatía y respaldo dentro de uribismo, donde tiene un nicho electoral influyente y considerable. Aunque mantiene su apuesta de inscribir su candidatura con firmas, se da por descontado que ‘Fico’ terminará en las filas de la gran coalición de la centro derecha, donde –sin duda– tendrá un papel protagónico.
