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Política

La ley del Montes | ¿Quiénes deben responder?

Director Técnico, jugadores, directivos, afición y periodistas, nadie se salva de la crisis que atraviesa la Selección Colombia.

Como ocurre siempre que hay una derrota, lo primero que hacemos es buscar responsables y culpables. Así nos pasa ahora que la Selección Colombia acaba de perder contra Perú y con esa derrota comprometió seriamente su participación en el Mundial de Catar 2022.

La Selección jugó uno de sus peores partidos en Barranquilla, desde que la ciudad es anfitriona del equipo nacional. Perú llegó una sola vez al arco de David Ospina y fue suficiente para empezar a sepultar el sueño de volver a un mundial de fútbol. Con la derrota del viernes Catar está cada día más lejos. El Mundial empieza a ser más una ilusión que una realidad.

Más que la derrota, lo que preocupa es la forma cómo perdió la Selección. Con contadas excepciones, vimos unos jugadores muy lejos del nivel que muestran en sus equipos, especialmente aquellos que compiten en Europa. ¿Por qué este Cuadrado no tiene nada que ver con aquel Cuadrado del Juventus de Italia? ¿Por qué aquel Ospina del Nápoles que saca balones imposibles, no se parece al de la Selección, incapaz de reaccionar a un balón sin ningún peligro? Y así podríamos hablar de todos y cada uno de los jugadores que lucieron la camiseta de la Selección Colombia. ¿Por qué son tan distintos?

El técnico Reinaldo Rueda también es responsable de lo que acontece. Un técnico de una Selección Nacional es ante todo un motivador. Es un líder que muestra el camino a seguir, que señala el rumbo. Es quien contagia de optimismo, no solo a sus jugadores, sino al país. Reinaldo Rueda no es ni lo uno ni lo otro. No este Reinaldo Rueda que llegó cansado y desmotivado de Chile. Rueda no contagia, no entusiasma. Este Rueda apagado, gris y tibio no es el líder que nos va a llevar a Catar. Así de triste y así de doloroso.

¿Y Barranquilla? Barranquilla se ha ganado a pulso y con mucho sacrificio el honor de ser “la Casa de la Selección Colombia”. Nos sentimos orgullosos de ser anfitriones de jugadores y visitantes. Pero ese honor tiene que validarse en cada partido. Al Metropolitano Roberto Meléndez se va a apoyar a todos los jugadores, eso incluye a la afición barranquillera, pero también a quienes vienen de otras ciudades. Esa voz de aliento no les puede faltar. Esa alegría desbordante y festiva debe bajar desde las tribunas y llegar hasta la cancha.

Al Metropolitano no se va a insultar a los jugadores, ni mucho menos a agredirlos. Quienes así se comportaron el viernes deben ser rechazados y repudiados, porque ese no es el comportamiento que por años ha tenido Barranquilla con nuestra Selección. La compra de una boleta —por costosa que sea— no otorga derecho a ofender, ni agredir. Si queremos seguir siendo la Casa de la Selección nuestro comportamiento debe ser muy distinto al del viernes frente a la Selección de Perú. ¿Qué lecciones nos dejó esa dolorosa derrota?

A la Selección Colombia hay que respetarla y respaldarla siempre

Barranquilla es la Casa de la Selección Colombia no por capricho de unos pocos. Es la Casa de la Selección porque aquí jugadores y técnicos se sienten respetados y bien tratados, como si estuvieran en sus hogares. Así lo han expresado todos los técnicos, desde Francisco Maturana hasta Néstor Pékerman.

Reinaldo Rueda también lo ha dicho en varias oportunidades. Barranquilla con su alegría contagia y llena de optimismo a todos los integrantes de la Selección. Así tiene que ser siempre. En las buenas y en las malas. En los triunfos y las derrotas. Se puede criticar, pero sin ofender ni a los jugadores ni al cuerpo técnico.

Todos hacen grandes sacrificios para jugar con la Selección en Barranquilla. Todos vienen a disfrutar de una fiesta, no a ser víctimas de agresiones. La intolerancia que se vive todos los días en el país —especialmente en la política y entre los políticos— no la podemos trasladar a los partidos del combinado patrio. Tampoco podemos desahogar en los jugadores nuestras frustraciones y resentimientos.

A la Selección hay que respaldarla siempre, gane o pierda. Punto. Quienes agredieron a técnicos y jugadores deben ser repudiados por todo el país. Jamás Barranquilla ha tratado de esa forma a nuestra Selección. Nunca hemos sido groseros con nuestros jugadores, ni en las peores derrotas. Esos desmanes no se pueden permitir.

Rueda transmite a sus jugadores lo que él es: opaco, gris y tibio...

No se trata de hacer leña del árbol caído. Todos somos responsables del mal momento que atraviesa la Selección y que la tiene a un paso de quedar por fuera del Mundial de Catar. Pero debemos hacer un llamado a Reinaldo Rueda, director técnico del equipo. Su rostro adusto, su ceño fruncido y su falta absoluta de emociones también es contagiosa.

Los jugadores son el fiel reflejo de lo que Rueda les transmite. En la cancha son como él: opacos, grises y tibios. Rueda no grita, no celebra, no ríe, no llora. Y el fútbol está lleno de gritos, celebraciones, risas y llantos. Rueda no tiene que ser como Diego Simeone, director técnico del Atlético de Madrid, que grita, ríe y llora en cada partido, pero su actitud debe ser muy distinta a la que muestra en la cancha.

Pero, además, Rueda luce desacertado tanto al convocar jugadores, como al ponerlos a jugar. ¿Cómo dejar por fuera a Teo Gutiérrez, el mejor jugador del fútbol colombiano de la actualidad? ¿Qué explicación tiene para esa omisión? ¿Cómo explica Rueda sacar dos jugadores el domingo cuando faltaban dos minutos para acabarse el partido y Colombia perdía? ¿Quería quemar tiempo?

Periodistas deportivos con ínfulas de amos y señores de la Selección, ¿hasta cuándo?

Así como criticamos al director Técnico y jugadores, y señalamos el comportamiento grosero de algunos asistentes al estadio Metropolitano Roberto Meléndez, tenemos que decir que la prensa deportiva también tiene su grado de responsabilidad.

Hay periodistas que se creen dueños de la Selección. Se comportan y actúan como “reyezuelos” a los que los técnicos deben rendirles pleitesía, porque si no lo hacen entran en desgracia con ellos. Así le pasó a Pékerman, quien por no plegarse a los caprichos de estos “reyezuelos” debió padecer una ofensiva mediática sin antecedentes.

Pékerman fue víctima de esa persecución despiadada y perversa que se encargó de aburrirlo, hasta el punto de hacer imposible su continuidad en la Selección. Esos “reyezuelos” y sus corifeos están acostumbrados a conocer de primera mano las alineaciones y se creen con derecho de quitar y poner jugadores. Sus colegas padecen a diario su pedantería y su soberbia.

Ese periodismo deportivo mezquino y perverso también hace daño al equipo nacional. ¿Hasta cuando hay que padecer las arbitrariedades de quienes desde sus micrófonos se creen dueños de la Selección Colombia? ¿Quién les dio patente de corso para adelantar campañas contra directores técnicos y jugadores?

Que la Federación ponga la cara y responda muchas preguntas

¿Por qué salió Néstor Pékerman de la Selección Colombia? ¿Por qué llegó Carlos Queiroz? ¿Por qué se fue Queiroz? ¿Por qué llegó Rueda? ¿Cómo llegó Rueda? ¿Cuáles fueron las condiciones de su llegada, después de su paso intrascendente por Chile? Todas estas preguntas –y muchas más– las tiene que responder el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún Franco.

Es él quien tiene que decirle a los colombianos porqué tomó las decisiones que tomó. Pero también deben pronunciarse el presidente de la Dimayor y los demás directivos del fútbol colombiano, incluyendo los presidentes de los equipos de fútbol profesional. Así como hemos dicho en los triunfos que la Selección es Colombia, también lo decimos en las derrotas y los malos momentos.

La Selección Colombia no es un club de amigos. Mucho menos un casino donde lo único que cuentan son las ganancias. Ahora que estamos a punto de un nuevo fracaso se requiere más que nunca que quienes son los mayores responsables pongan la cara. Aparecer sonrientes en las fotos de los triunfos es muy fácil. Lo difícil es poner la cara cuando las vacas —que antes eran gordas— se enflaquecieron.

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