¿Cuántos telegramas de condolencias recibiría el gobierno socialista si Chávez muriera? Muchos, pero no los comparados con los recibidos por Rusia cuando murió Lenin, cuyo cuerpo yace embalsamado en el mausoleo que lleva su nombre en la Plaza Roja de Moscú. La espumosa especulación que sobre la muerte de Chávez pronuncian los medios de comunicación y la oposición venezolana podría llegar al punto de que Chávez ya está metido en una caja de cristal junto con Fidel Castro, en La Habana.
Sobre muertos es mejor no predicar. Sí sobre democracia. He leído a unos pseudo-intelectuales que afirman que en Venezuela hay dos seniles moribundos: Chávez y la democracia. No la democracia de nuestro país vecino, como la institucionalidad costumbrista de toda América Latina. “Que si el formalismo de la juramentación es un requisito para que la magistratura produzca efectos jurídicos, que la falta absoluta, que la falta temporal…” ¡Baf! Somos más legalistas que la mismísima Constitución Bolivariana de Venezuela y tan leguleyos para aplicarla en un marco de arrebatiña en manos de los hambrientos del poder o los dolientes de una oposición que no alcanzó a escuchar las necesidades del pueblo.
Venezuela está mal, pero la hunden quienes siguen matando al líder que gestó una de las revoluciones más sobresalientes de toda la historia contemporánea de América Latina. Dejen que el muerto ya viva, y si resucita continúe con la fase final de la “patria o muerte venceremos”.
Édgar Rafael Piedrahita Torres
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