El Gobierno ucraniano se ha comprometido a trabajar “de forma constructiva” sobre la base del nuevo plan de paz de EE. UU., pero las numerosas concesiones territoriales y de otro tipo que éste plantea son recibidas con inquietud entre los ucranianos, que ansían el fin de la guerra, aunque se niegan mayoritariamente a ceder al ultimátum ruso.
“La guerra es un puro infierno y creo que hay que pararla si existe la posibilidad”, dijo a EFE Katerina Grómik, una empresaria de 38 años residente en Járkov (noreste), a 30 kilómetros de la frontera rusa y atacada casi a diario por drones, bombas y misiles.
“Queremos vivir. No queremos irnos a la cama con el miedo de que nunca nos despertaremos o llevar a nuestros hijos al colegio con el miedo de no volver a verlos”, enfatizó.
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Grómik admitió que ningún plan puede satisfacer por completo a todas las partes, reflejando la disposición existente entre los ucranianos a realizar concesiones dolorosas, pero le resultó difícil definir las condiciones exactas que estaría lista para aceptar.
Un “plan de paz” sin “paz”
“Daría cualquier cosa porque la guerra terminara mañana. Pero no al precio de permitir que el agresor se quede con parte de mi país y lo llame ‘paz’”, dijo a EFE Irina Kolbásova, de 49 años, a la que la ocupación rusa desplazó de Mariúpol (sur).
Para quienes observan desde el extranjero, el plan de EE. UU. puede parecer un compromiso político sólido, señaló, pero agregó de inmediato: “para nosotros, se trata de nuestros hogares tomados, de nuestras familias, de nuestra gente, que seguirá viviendo bajo la ocupación y en el miedo”.
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Kolbásova vive aguardando a su hijo de 25 años, Volodímir, un soldado capturado en 2022 durante el asedio ruso que destruyó buena parte de su ciudad.
Según explicó, en los casi cuatro años que su hijo lleva cautivo, no ha recibido nunca noticias suyas, en violación de la Convención de Ginebra.
“¿Cómo se puede alcanzar un acuerdo sincero con quienes no reconocen ninguna ley ni convención, ni el propio valor de la vida humana?”, se preguntó.
Kolbásova reconoce que Ucrania está perdiendo recursos y vidas, pero subraya que el plan de EE. UU. no detendría la guerra.
“No veo paz en este ‘plan de paz’. Simplemente le dará al enemigo un respiro para que pueda atacar de nuevo”, dijo a EFE, en alusión a la propuesta de reducir el tamaño del Ejército ucraniano y de dejar sin castigo la agresión y los crímenes rusos.
Un plan sesgado
“El plan claramente está sesgado a favor de Rusia y pone la presión sobre la parte más débil”, comentó a EFE Daria Bakún, una pintora de 24 años de Dnipró (centro), cuyo hogar familiar fue dañado por un dron ruso la pasada primavera.
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Según ella, el objetivo del plan no es garantizar un fin real de la guerra y aportar seguridad a Ucrania, sino más bien “impulsar la reputación de (el presidente estadounidense) Donald Trump”.
Los ucranianos ya no creen en la utilidad de unas vagas “garantías de seguridad” como las que se mencionan en el plan filtrado, señaló, después de que el Memorando de Budapest, firmado por EE.UU., Reino Unido y Rusia, y por el que Ucrania renunció en 1994 a sus armas nucleares, no pudiese impedir la invasión rusa.
“Da igual lo cansados que estén los ucranianos, creo que la mayoría rechazaría este plan, que es equivalente a una capitulación”, dijo Bakún.
La voluntad de resistir
Muchos ucranianos están abiertos a aceptar compromisos dolorosos, pero más del 70 % rechaza ceder la parte del Donbás que Rusia no ha logrado conquistar, dijo a EFE el director del Instituto Internacional de Sociología de Kiev, Antón Grushetski.
La mayoría aceptaría congelar los combates en torno a la línea de contacto si los territorios conquistados no son reconocidos como rusos y si los aliados de Ucrania proporcionan unas garantías de seguridad claras y una perspectiva de ingreso en la UE.
La única forma de garantizar la paz es que los aliados armen a Ucrania y presten atención a sus necesidades, cree Bakún. “El mundo no debería ponerse solo una máscara de compasión” señaló.
“Solos no sobreviviremos”, dijo también Kolbasova, la madre del soldado cautivo. “Algunos países todavía nos apoyan con armas, palabras y con la verdad. Juntos podemos no solo sobrevivir a esta guerra, sino llevarla a un fin justo”, manifestó.


