Compartir:

Un acontecimiento extraordinario en el campo de la medicina reproductiva ha capturado la atención mundial: el nacimiento de un bebé desarrollado a partir de un embrión que permaneció congelado durante más de 30 años, estableciendo un nuevo récord de tiempo de almacenamiento previo al nacimiento.

El pequeño, hijo de Lindsey y Tim Pierce, nació el pasado sábado después de que el embrión estuviera criopreservado durante exactamente 11.148 días. Según el Dr. John David Gordon, médico tratante de la pareja, esta cifra supera el récord anterior de 10.905 días, establecido cuando nacieron Lydia y Timothy Ridgeway de embriones congelados durante 30 años.

Le recomendamos: Captan a un raro ‘pez telescopio’: la criatura fue grabada en las profundidades del mar y se volvió viral

La historia comenzó en 1994, cuando Linda Archerd, ahora de 62 años, se sometió a un tratamiento de fertilización in vitro (FIV). En aquella época, los avances en criopreservación permitían crear múltiples embriones para aumentar las posibilidades de éxito reproductivo.

Archerd logró tener una hija, pero un divorcio posterior alteró sus planes de utilizar los tres embriones restantes. Durante años, la mujer experimentó sentimientos de culpa mientras las tarifas de almacenamiento continuaban acumulándose, sin saber cómo proceder con estos “pequeños embriones que merecían vivir igual que mi hija”, según sus propias palabras.

La solución llegó a través de Snowflakes, una división de Nightlight Christian Adoptions, organización que facilita adopciones abiertas de embriones y permite a los donantes establecer preferencias sobre las familias adoptivas.

“Quería ser parte de la vida de este bebé y conocer a los padres adoptivos”, explicó Archerd, quien finalmente encontró en los Pierce a la familia ideal para sus embriones donados.

Le sugerimos leer: ¿Fue a la cocina, pero olvidó lo que iba a hacer allí? De esto se trata el ‘efecto umbral’ en la psicología

El procedimiento resultó complejo: Archerd tuvo que contactar a su médico original en Oregón y recuperar registros en papel para completar la documentación necesaria. Los embriones fueron posteriormente trasladados a la clínica Rejoice Fertility en Knoxville, Tennessee, conocida por su política de no descartar embriones congelados y por manejar contenedores de almacenamiento antiguos.

Este caso se enmarca en un contexto más amplio de debate sobre los embriones sobrantes de FIV. Actualmente, aproximadamente 1,5 millones de embriones permanecen congelados en Estados Unidos, muchos en una situación de limbo mientras los padres deciden su destino.

La situación se ha complicado tras una decisión de 2024 de la Corte Suprema de Alabama que otorgó estatus legal de niños a los embriones congelados, aunque posteriormente se implementaron soluciones temporales para proteger a las clínicas de responsabilidades legales.

Aunque solo el 2% de los nacimientos estadounidenses resultan de FIV, y una fracción aún menor involucra embriones donados, estos casos están ganando popularidad entre clínicas y defensores, frecuentemente de orientación cristiana, que se oponen a descartar embriones por considerar que la vida comienza en la concepción.

De los tres embriones donados por Archerd, uno no sobrevivió el proceso de descongelación. Los dos restantes fueron transferidos al útero de Lindsey Pierce, pero solo uno logró implantarse exitosamente.

Le podría interesar: ¿Fue a la cocina, pero olvidó lo que iba a hacer allí? De esto se trata el ‘efecto umbral’ en la psicología

“No lo hicimos pensando en récords, solo queríamos tener un bebé”, declaró Lindsey Pierce en un comunicado conjunto con su esposo, destacando que el apoyo de la clínica fue exactamente lo que necesitaban tras años de luchar contra la infertilidad.

Para Archerd, el proceso ha sido emocionalmente intenso: siente alivio porque sus embriones finalmente encontraron un hogar, tristeza porque no pudo ser con ella, y cierta ansiedad sobre el futuro, especialmente ante la posibilidad de conocer personalmente a los Pierce y al bebé.

“Espero que me envíen fotos”, comenta, mencionando que los padres ya han compartido varias imágenes tras el nacimiento. “Me encantaría conocerlos algún día. Sería un sueño hecho realidad conocerlos a ellos y al bebé”.