Río de Janeiro es una ciudad conocida por sus paradisiacas playas, el Carnaval más importantes del mundo, su samba y deliciosa gastronomía. Este territorio es uno de los destinos preferidos por los turistas gracias a su sabor, diversidad, autenticidad, alegría y calor humano. Sin embargo, algunas leyes podrían cambiar el emblemático ambiente que se disfruta en las playas más representativas de Brasil.
Y que desde el próximo 1 de junio entrará en vigencia una normativa decretada por la Alcaldía de Río de Janeiro, la cual establece que se prohibirá la música en vivo, las ventas sin permiso y cualquier actividad comercial no regulada en la zona costera.
Las autoridades señalan que con esta medida se pretende “preservar el orden urbano, la seguridad pública y el medioambiente”. A pesar de ello, muchos consideran que amenaza con silenciar la identidad cultural y el desarrollo económico, especialmente, en las playas de Copacabana e Ipanema.
Además, el decreto nº 56.072 firmado el 16 de mayo por el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo da Costa Paes, obliga a los quioscos cariocas a eliminar sus nombres para ser identificados con números. A esto se suma la retirada de banderas y la prohibición de música en vivo o amplificada en los quioscos.
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La medida desató una ola de críticas y manifestaciones por desde los diferentes sectores el sector turístico. El pasado lunes 27 de mayo los vendedores ambulantes realizaron una protesta en Copacabana y cerraron ambos carriles de la Avenida Atlántica.
Ante esto, de acuerdo con lo publicado por ‘O Globo’ este martes el alcalde Paes se reunión con concejales, comerciantes y quiosqueros para discutir las medidas.
Durante esta reunión se lograron retrocesos como que nuevamente se permita la venta de bebidas en botellas de vidrio en quioscos y la música en vivo.
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El decreto tenía como objetivo responsabilizar a estos concesionarios o licenciatarios del cumplimiento de las normas. Respecto a los comerciantes, la única novedad de este decreto es la contaminación visual. Esto se convirtió en un verdadero desastre. Hablé con los comerciantes y ellos lo respetaron y ya tomaron medidas —dijo Paes a su salida de la reunión a ‘O Globo’.
Por su parte, João Marcelo Barreto, presidente de Orla Rio, empresa encargada de administrar locales en las playas, indicó al medio brasileño que el nuevo modelo de diálogo con el ayuntamiento ayudará a mejorar la gestión de la zona costera.
“Este enfoque colaborativo que propusimos con el alcalde nos ayudará a avanzar. La ley es muy clara sobre lo que se puede y no se puede hacer. “Creo que tenemos varias maneras de aportar a los colaboradores y músicos, para que todos ganen”, dijo a ‘O Globo’.
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“Instalaremos medidores en línea y estudiaremos soluciones de ingeniería para evitar que el sonido se propague. La idea es crear un proyecto que mejore la experiencia de todos, sin perjudicar a los residentes y visitantes de la zona costera”, agregó.
Por su parte, Paulo Joarez da Silva, de Federación de Chiringuitos de Playa, explicó a ‘O Globo’ que cómo se estandarizarán los nombres de las casetas de playa.
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“40 centímetros de alto por 3 metros de ancho, con fondo blanco y letras negras”, señaló.
