Sobre las 06:00 de la tarde (hora local) de este jueves la fumata blanca anunció la elección de un nuevo sumo pontífice para la el mundo católico, expectante durante dos días y cuatro votaciones del cónclave.
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La tarde transcurría con normalidad en la Santa Sede mientras que la Plaza de San Pedro se iba llenando poco a poco a medida que se posaba la tarde, sin embargo, los asistentes estaban cautelosos pues no era claro si este jueves se elegiría al nuevo obispo de Roma o si faltarían más días y más votaciones.
Mientras eso ocurría en la plaza pública de puertas para adentro y sobre las 05:00 de la tarde (hora local) los 133 cardenales se reunían en la Capilla Sixtina para deliberar luego de tres votaciones infructuosas.
A las 06:07 de la tarde (11:07 hora Colombia), la fumata blanca anunciaba la buena nueva: el sucesor de fallecido Francisco había sido escogido y con ella la algarabía se desataba en la Plaza de San Pedro colmada de miles de fieles que no le quitaban la mirada a las pantallas que se apostaron a lado y lado del emblemático sitio y en las que se trasmitía la chimenea.
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Paralelo al humo blanco, las campanas de la Basílica de San Pedro empezaban a sonar confirmando la elección del vicario de Cristo en la Tierra.
Aunque el sonido del campanario se confundía con la emoción en forma de gritos, oraciones y llantos de turistas y católicos que de pie esperaban pacientes con su mirada puesta en la chimenea adornada esta vez por dos gaviotas y una cría, presagio del nacimiento de un nuevo papa.
Este ha sido calificado como un cónclave rápido, al igual que al que eligió a Benedicto XVI en 2005, incluso mucho más ágil que el de Francisco con el que se necesitaron cinco rondas de votaciones.

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Ahora, los millones de católicos alrededor del mundo deberán esperar entre 45 minutos y una hora hasta que el protodiácono salga al balcón a anunciar el célebre “habemus papam” y el nombre del cardenal así como el nombre que eligió.
Tras esto, el nuevo sumo pontífice saldrá revestido con su sotana blanca y su estola roa en su primera aparición seguido de su primer discurso que marcará el rumbo de su pontificado.