“Si su empresa fuera una persona, ¿con qué emoción la describiría?”
En entrevista con +NEGOCIOS (+n) el conferencista e innovador colombiano Alex Jadad Bechara explica que lo esencial ahora es comprender que también tienen sentimientos y que estos son clave para su éxito.
Alex Jadad Bechara ofrece una pregunta a todos los líderes de la Región Caribe para que reflexionen sobre el presente y futuro desus organizaciones: “Si su empresa fuera una
persona ¿con qué emoción la describiría?”.
El médico e innovador colombiano lidera una red internacional que busca la reinvención de cómo los humanos pueden aprender, trabajar, amar, divertirse y sostenerse en el siglo XXI. “Es el camino para lograr una vida plena como miembros de un planeta floreciente”, afirma.
Jadad Bechara nació en Medellín y fue criado en Montería. Por sus conferencias es llamado el “Internet Humano”, gracias a su contacto permanente con innovadores del mundo y la red “El Proyecto Maimónides”, llamado así por la frase filosófica: “enséñale a tu lengua a decir ‘no sé’ y progresarás”.
Explica que es fácil entender que las empresas son seres vivos con órganos, y que son concebidos, que nacen, crecen, que pueden o no reproducirse, comer o comerse a otros, que se transforman o se mueren.
¿Por qué una empresa no solo debe analizarse por sus indicadores económicos, sino también por sus emociones?
Los indicadores económicos no son suficientes para evaluar las condiciones de una empresa. Como sucedería con un hijo o una hija, sería terrible, o incompetente, que los padres juzgaran su éxito solo teniendo en cuenta qué tan rápido está creciendo o cuánto dinero gana, o qué tanto compite con sus pares.
¿Se pueden enmarcar las emociones de una compañía de acuerdo con su tamaño, número de empleados y diversidad de mercados en los que está presente?
La mayoría de las empresas pequeñas se comportan como una persona, usualmente reflejando su edad, y la vida emocional de quien la lidera. En la medida en que aumenta su tamaño, las empresas, especialmente cuando tienen operaciones en distintas ciudades o regiones homogéneas, deben ser consideradas como familias.
Las más grandes, especialmente cuando tienen presencia en varios sectores y actividades en muchos países y culturas, tienen emociones colectivas similares a las de comunidades.
Su experiencia sobre la complejidad de las emociones de las empresas, ¿qué muestra?
Que como sucede con los humanos, la complejidad de una empresa aumenta con el incremento en el número y tipo de interacciones que tenga. Esta es máxima cuando la empresa es multinacional y está en bolsa. Erróneamente esta complejidad es usualmente percibida por los líderes de las empresas como algo menor o que puede controlarse fácilmente usando herramientas tradicionales de gestión de talento. Si su empresa fuera una persona ¿con qué emoción la describiría?
¿Es posible juzgar las emociones de una empresa a partir de sus resultados operacionales?
Los resultados operacionales son un reflejo de toda la vida interna y externa de una compañía. Por tanto, su capacidad para reflejar los aspectos emocionales es limitada. Una empresa que tenga una reducción en su rentabilidad con altos niveles de ausentismo, por ejemplo, tiene una alta probabilidad de estar sintiendo altos niveles de estrés y ansiedad.
Su método para analizar las emociones de las organizaciones tiene tres fases, ¿cómo es la primera?
Es de diagnóstico, y se enfoca en crear perfiles individuales y colectivos de todas las personas vinculadas a la compañía. Esta fase genera un mapa multidimensional, el que identifica las emociones más dominantes de la empresa como un todo y las que querría que predominaran cada día y durante el resto de su vida.
¿La segunda en qué consiste?
Esta va más allá de lo que hacen las evaluaciones usuales de las condiciones psicosociales de los empleados o del clima laboral de una empresa. Nosotros promovemos la cocreación de hojas de ruta, con hitos y desenlaces específicamente diseñados para llenar las expectativas de los trabajadores a nivel individual y colectivo. Este proceso incluye a los líderes máximos de la organización, y a un grupo representativo del resto de la empresa, quienes son apoyados y guiados por nuestros especialistas.
¿Y la tercera fase?
Busca lograr “sizigia” (armonía de planetas o seres celestiales). Este término, usado normalmente en astronomía, describe la alineación entre tres o más planetas o satélites y refleja el objetivo de esta fase: lograr máxima armonía entre las emociones positivas que se desean a nivel individual y colectivo, y lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace en toda la empresa.
Un líder interesado en lograr una vida emocional fuerte en su organización, ¿qué debe hacer?
Comprender que la mejor forma de liderar es, sin duda, dando un buen ejemplo. Desafortunadamente, muchas personas a la cabeza de empresas se sacrifican emocionalmente, y se convierten en individuos estresados, desconfiados, preocupados, impacientes, insatisfechos, intolerantes y agotados. Con frecuencia se enferman por el estrés o el sedentarismo, pierden sus familias y sienten gran soledad e intenso aislamiento, lo que siempre termina debilitando a sus empresas. Los verdaderos líderes se protegen emocionalmente primero y entienden que su principal papel es crear las condiciones para que sus trabajadores, clientes y aliados puedan soñar con un mundo mejor y hacerlo realidad, como parte de una empresa rentable, que vibra y se siente plena.
