Ser la sede del Foro de Desarrollo Local de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) es un honor y también un motivo de orgullo. No todos los países, ni todas las ciudades, lo logran, aunque hayan puesto gran empeño en alcanzar tal distinción.
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Barranquilla alcanzó ese privilegio luego de mostrar resultados evidentes y contundentes en su transformación urbana, así como en la integración de los ecosistemas naturales de la ciudad a la vida cotidiana de sus habitantes. El reconocimiento es el resultado de haber tomado decisiones visionarias, pero arraigadas en una sólida tradición histórica, como la de volver a “darle la cara al Río Grande de la Magdalena”, después de muchas décadas de olvido.
Pero también Barranquilla se ganó a pulso ser la sede del Foro de Desarrollo Local de la Ocde, el organismo internacional de más prestigio en lo que tiene que ver con el desarrollo sostenible y la infraestructura social, porque en las últimas dos décadas ha mostrado resultados extraordinarios en inclusión laboral, cierre de brechas de género y diseño y desarrollo de modelos educativos, proyectados para consolidar una ciudad digital e innovadora, a partir del bilingüismo como principal herramienta.
Nada de lo anterior se logra de la noche a la mañana, ni tampoco con improvisación. Esos triunfos que hoy muestra Barranquilla –que nos hacen sentir muy orgullosos– son producto de políticas públicas diseñadas con vocación de futuro. Cada logro obedece a una visión de ciudad que empezó hace casi dos décadas. Nada es producto del azar o la buena suerte.
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De manera, pues, que esta semana –del 8 al 11 de julio– Barranquilla será sede de uno de los grandes eventos del año, que contará con la presencia de 1.000 delegados de cerca de 60 países, 38 de los cuales hacen parte de la Ocde.
Por primera vez, el Foro de Desarrollo Local no se llevará a cabo en Europa, sino en un país y una ciudad de América Latina, que no es otra que nuestra querida Curramba.
¿Por qué la OCDE escogió a Barranquilla para que fuera sede del Foro de Desarrollo Local?
Es indudable que Barranquilla en las dos últimas décadas mejoró sus indicadores, tanto en la inclusión social como en la calidad y cobertura de la educación pública. Dichos avances cuentan hoy con el reconocimiento de la Ocde. De igual manera, las cifras relacionadas con el fomento del emprendimiento laboral, la sostenibilidad ambiental y la gobernanza local también han mejorado de forma evidente. Se trata de una verdadera transformación social, cultural y económica de la ciudad.
¿Qué significa para Barranquilla ser la sede del Foro de Desarrollo Local de la Ocde? ¿Qué hay detrás de semejante reconocimiento a la ciudad?
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La gran apuesta por el bilingüismo en las escuelas públicas
Cerrar la brecha laboral es otro de los grandes retos de Barranquilla. Aunque muestra muy buenos resultados en la disminución de la informalidad –uno de los grandes lunares de la ciudad– aún falta un largo trecho por recorrer. Esa brecha laboral atenta –sin duda– contra el poder alcanzar un desarrollo genuinamente sostenible. En ese sentido, el ejemplo de algunas empresas de la ciudad –como Tecnoglass– que apuntan a una mayor inclusión laboral, son determinantes para lograr una mejoría en dichos indicadores.
De igual manera contribuye en ese mismo sentido la continuidad a los programas de bilingüismo en todas las escuelas públicas de la ciudad y –ojalá– las del departamento. La inclusión laboral permite no sólo mejorar los indicadores de ocupación formal, sino que permite la sana convivencia social. Mientras modelos excluyentes –tanto de género, como sociales– subsistan en algunos sectores, será muy difícil superar de una vez y para siempre la brecha laboral y social de la ciudad. Para lograrlo se requiere el compromiso de todos: administración local, academia, sociedad civil (ciudadanía) y sector productivo. Punto.
El secreto del “milagro de Barranquilla”
La respuesta a eso que llaman en el resto del país “el milagro de Barranquilla” tiene que ver con la creación de sólidas alianzas, tanto con organismos multilaterales, como con el sector productivo y la academia de la ciudad. Ahí está el secreto. Más que un milagro, es el resultado del trabajo en equipo con visión de futuro y amor por la ciudad. Punto. En las últimas dos décadas las administraciones de Barranquilla han trabajado de la mano con la Unión Europea, el British Council, el gobierno de Alemania, el Reino Unido, entre otros, a nivel internacional.
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Pero también con todas las universidades de la ciudad, ProBarranquilla, Cotelco y distintas fundaciones, como la Fundación Santo Domingo, entre otras. El alcalde Char lo define muy bien en una frase: “Estas alianzas nos permiten no solo resolver problemas, sino anticiparnos al futuro”. De manera que la transformación social, económica y cultural de la ciudad –indudable y evidente– va de la mano de la consolidación de dichas alianzas.
Sin esos valiosos socios estratégicos, la ciudad no podría mostrar los resultados que hoy tiene. Barranquilla vive orgullosa del Carnaval –que es el magno evento de la ciudad y que también tendrá un lugar destacado durante los días del Foro– pero también consolida otras fortalezas, no solo turísticas, sino también comerciales.
Petro decidió gobernar de espalda a Barranquilla
Es una lástima que el más grande evento de Barranquilla en los últimos años no cuente con la participación directa y entusiasta del gobierno nacional. Desde que comenzó el mandato de Gustavo Petro, Barranquilla ha tenido que soportar la hostilidad y el desprecio de quien ocupa de forma transitoria la Casa de Nariño. Él se lo pierde, como dirían nuestras abuelas.
Petro decidió gobernar de espalda a Barranquilla. Su mezquindad con la ciudad es más que evidente. No solo no le ha dado recursos, sino que le ha negado la posibilidad de obtenerlos, como ocurrió cuando nos cerró la puerta a la realización de los Juegos Panamericanos.
Barranquilla nada le debe a Petro, aunque Petro le debe a Barranquilla buena parte de su elección, porque aquí obtuvo una buena cantidad de votos. Marginarse del Foro de Desarrollo Local de la Ocde habla del poco aprecio de Petro con la ciudad, algo que -a decir verdad- en nada nos sorprende. Barranquilla saldrá adelante –una vez más– a pesar de la mala voluntad del Presidente de la República. Así paga el diablo a quien bien le sirve.
Barranquilla: ejemplo de un modelo de desarrollo incluyente y sostenible
La Ocde es el principal organismo internacional en lo que tiene que ver con el crecimiento económico sostenible, la inclusión social y laboral, así como el desarrollo local. Colombia hace parte de la Ocde desde el 2020, cuando fue admitida como su integrante número 37. De América Latina solo otros tres países tienen esa condición de privilegio: México, Chile y Costa Rica. Los 38 países miembros de la Ocde representan el 38 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
Ser parte del “club de los países con mejores prácticas”, como se le conoce a la Ocde, es un gran reto en lo que tiene que ver con el crecimiento económico con sostenibilidad. Barranquilla obtuvo el reconocimiento de la Ocde gracias a que ha podido impulsar un modelo de desarrollo sostenible e inclusivo. Esa ha sido la apuesta del alcalde Alejandro Char y de su equipo, liderado por la gerente de la ciudad Ana María Aljure, quienes han dado continuidad a políticas públicas que empezaron hace ya casi dos décadas.
Hoy la ciudad debe superar grandes retos, como el cambio climático, la erosión costera y la degradación de ecosistemas naturales. ¿Cómo afronta Barranquilla dichos retos? Mediante el diseño y ejecución de megaproyectos que integran los ecosistemas naturales a la vida urbana, como ocurre con la construcción del Gran Malecón del Río Magdalena, la recuperación integral de la Ciénaga de Mallorquín, la canalización de los arroyos y la rehabilitación de Puerto Mocho, entre otros.