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La mayor parte de la población se concentra ahora en las ciudades, donde por lo general no hay senderos peatonales, ni ciclorrutas, ni andenes en ocasiones, mientras los árboles suelen ser arrasados, hay pocos parques y, en general, son escasas las zonas verdes. Los niños, entretanto, ya nunca se ven jugando en las calles, por donde cruzan solo carros, más y más carros.

Los adultos, por su lado, permanecen en oficinas, casi siempre en sus puestos de trabajo, sentados, parándose de vez en cuando, y al salir llegan en ascensor hasta el parqueadero, entran a sus autos y van hacia su destino que es, por lo general, el sitio de residencia. No caminan, mejor dicho. Ni realizan, por tanto, la menor actividad física, lejos de imaginar que la muerte los acecha…

En realidad, los riesgos de muerte por tal motivo son altos y crecientes, sobre todo en mayores de 45 años que en un 60%, según cifras internacionales, pierden la vida por enfermedades cardio- cerebrovasculares, diabetes tipo 2 y cáncer como el de colon o el de seno, asociadas precisamente a la falta de ejercicio como es subir o bajar las escaleras y caminar al menos media hora por día.

La inactividad nos está matando, sin duda.

El caso de Barranquilla. La crítica situación descrita es internacional. Así lo comprueban estudios de la Organización Mundial de la Salud –OMS– y el Centro para el control de enfermedades, en Atlanta (Estados Unidos), donde se identifica la inactividad física como uno de los principales factores de riesgo en la mortalidad de las personas. Pero, ¿qué pasa al respecto en Barranquilla?

Para empezar, una investigación de la Universidad Simón Bolívar –USB–, en alianza con la Secretaría Distrital de Salud, demostró que esa tendencia universal se da también entre nosotros, asociada igualmente a factores personales y ambientales según –al decir de la profesora Yaneth Herazo Beltrán– un enfoque socioecológico que hoy se impone en los círculos científicos.

La cuestión es simple, aunque no lo parezca: la inactividad se presenta más entre adultos mayores y más entre las mujeres que entre los hombres, en este caso por motivos incluso culturales como el papel que ellas cumplen en la sociedad (ser amas de casa, por ejemplo). Tales hechos fueron ratificados en la capital del Atlántico, como es probable que lo sean en el Caribe y el resto del país.

Y en cuanto a los factores ambientales, van desde la inseguridad urbana, sobre todo en las noches, que impide caminar con tranquilidad, hasta la falta de andenes en buen estado y los pocos parques existentes, el intenso tráfico vehicular que es bastante peligroso y las nuevas tecnologías o la elevada dependencia del carro, entre otros hechos que cualquier lector puede confirmar.

La investigación, efectuada desde 2012 entre más de dos mil barranquilleros de las cinco localidades de la ciudad, encontró que 54% de las mujeres reportan inactividad física de acuerdo con los estándares internacionales, según los cuales debemos caminar al menos media hora durante cinco días de la semana, nadar, sacar el perro a pasear, bailar, montar en bicicleta, etc.

Entre las barreras que aquí más impiden la actividad física, las personas encuestadas identificaron la falta de tiempo y de recursos tanto económicos (verbigracia, asistir a un gimnasio) como de otro orden, especialmente los señalados atrás (inseguridad, andenes, parques…). Sobre el impacto en tal sentido por parte de las nuevas tecnologías, existe un nuevo estudio próximo a concluirse.

¿Qué debemos hacer?. La citada investigación fue presentada, con énfasis en sus resultados y recomendaciones, al Concejo de Barranquilla, con el propósito obvio de adoptar las medidas pertinentes para enfrentar ese problema de la inactividad física y sus efectos negativos que muchas veces conducen a la muerte.

En respuesta, la Secretaría decidió aumentar los sitios de su programa 'Barranquilla Saludable' en las áreas más críticas que allí se identificaron, como los barrios del suroccidente, donde el número de personas supera en forma amplia el promedio del 40% y llega a estar por encima de la mitad de su población –¡cercano al 55%–, que es a todas luces una cifra alarmante.

El grupo universitario, por su lado, coincidió en reclamar acciones intersectoriales de manera que haya una amplia participación de entidades oficiales relacionadas con la inactividad física, como son, entre otros, los organismos encargados de la planeación, el deporte y la movilidad, todos a una en el marco de una verdadera política pública, incluso con participación del sector privado.

La academia, claro está, debe asumir el mayor protagonismo en dicha política a través de sus diversos centros educativos, por cuanto –según explican los investigadores– el asunto en cuestión es de carácter interdisciplinario, donde los programas de salud (medicina, enfermería, fisioterapia…) tienen que ocupar un puesto de primacía, volcados a resolver este problema social.

Al respecto, vienen dándose los primeros pasos: el año pasado se publicó el libro sobre dicho estudio, lo que facilita su consulta en la comunidad científica o la población en general, y avanza otra investigación sobre estilos de vida saludable en los niños, en alianza con Combarranquilla y otros grupos investigativos, mientras se anuncia una maestría sobre Actividad Física y Salud.

La comunidad, por último, está en mora de apropiarse del tema, tomar plena conciencia sobre la gravedad del problema, reclamar las medidas necesarias (andenes, vías, parques, etc.) y adoptar las que también le corresponden, desde la sana educación de los hijos hasta la indispensable actividad física, sea moderada o 'vigorosa'. ¡Al fin y al cabo es nuestra vida lo que está en juego!

Tareas con los niños. Según la OMS, diagnósticos sobre la inactividad física, como el realizado en Barranquilla, deben actualizarse cada cinco años por la lentitud de los cambios en los procesos sociales, razón por la cual los resultados expuestos pueden considerarse vigentes aunque cabe suponer que tales situaciones críticas no sólo continúan sino que parecen agravarse con el paso del tiempo.

De ahí que la profesora Herazo insista en que es urgente atacar el creciente problema de la inactividad física en los niños por factores como las nuevas tecnologías (videojuegos, computadores, tabletas electrónicas, teléfonos celulares…) y la televisión, circunstancias que generarán efectos muy negativos sobre la salud en su edad adulta.

'Los estilos de vida saludable se adoptan desde la infancia, tanto en la casa como en la escuela', afirma mientras recuerda que la escuela es el ámbito propicio para una adecuada actividad física a través del juego y el deporte, la mayor garantía en su opinión para una mejor calidad de vida en el futuro. Los adultos, pues, tienen la palabra.